Deformación profesional
No puedo evitar el conteo de aves migratorias
en formación sagital,
ni estimar el número de ovejas de un rebaño
o el peso de una enorme paca de paja.
Me maravilla la altura de la torre de una iglesia,
la copa de un pino de quince metros de altura,
puedo abarcar los números y explicármelos,
mostrar a otros los pequeños saberes adquiridos.
El vórtice que deja en el agua un pato
es un ángulo que rompe el curso del río,
¿cuánto pesa la masa verde del árbol, cuánta madera,
qué geometría tienen sus hojas?
Puedo medir la pasarela de forma indirecta,
intuir la longitud de un paso,
cambiar la forma de un metro cuadrado
o aquilatar la lluvia precipitada en un día.
A veces valoras personas por sus notas numéricas,
etiquetas un objeto con un guarismo,
clasificas y seleccionas y decides
por el peso que has otorgado a distintos indicadores.
Vuelves otra vez a las aves migratorias,
te gustaría seguirlas en su vuelo en escuadrillas,
aprovechar las corrientes de aire
y alejarte del invierno de campos yermos y terrosos.