Abundancia
Abundancia, comida, libros, noticias, estímulos,
haga lo que haga no tendré tiempo para todo,
el polvo se posará mansamente en capas
sobre los libros no leídos para mostrarme
mi infinita insignificancia.
Y sin embargo no me detengo, degusto poemas
uno a uno, dos a dos, cada día,
sigo escrutando con mirada poética el árbol viejo,
los restos que dejó la tormenta tan aparatosa,
el deambular brillante hacia el quiosco
de quienes han madrugado un domingo de mayo.
Vibra la ventana al paso de los motores de explosión,
surgen nuevas grúas en el horizonte constructor,
todo el mundo parece ajetreado
quizás para ignorar las llamadas de auxilio de su conciencia.
Llegan imágenes terribles de la guerra,
un videojuego ajeno que me perturba un instante
antes de conectar la radio para constatar la estulticia
de los comentaristas deportivos.
El mundo es un juego de equilibrios mentales,
un ajuste de cuentas continuo contigo mismo,
una suma de discontinuidades: palabras, gestos,
la complicidad de tus iguales, a veces compasivos.
El sueño de algunos deviene en arte
y en activación de resortes placenteros,
en trabajo y en ocio, en lecturas optimistas de la realidad.
La abundancia aquí será un agujero de carestía en otra parte,
o quizás sea solo una ilusión temporal
que no todo el mundo está dispuesto a reconocer.