Cambios
Sonrisa desconfiada de un día de primavera,
los tulipanes aún no se han abierto,
hojas ralas despiertan de su letargo,
las rutas de los pájaros migratorios han cambiado
o yo no he mirado lo suficiente.
Voces y manipulaciones en la tienda de pollos
de enfrente, el silencio de una mañana de domingo,
el perro enorme campa a sus anchas entre las bombonas,
mientras me escucho leer en un inglés anémico
los últimos poemas del libro de Simic.
Fin de ciclo, de libro, de estado de ánimo,
dolor de tanta luz incrustada en un pecho invernal,
dos mil diecinueve, no me gustan los nueves,
ni la atonía de mi cuerpo en el cambio de hora,
remiro la pila de libros con mucha curiosidad.
Hay pequeñas cosas que me sostienen:
una canción con voz grave y segura,
acariciar un libro antes de abrirlo con devoción,
sostener mi cámara de fotos con una mano,
antes del disparo que fijará el ángulo hermoso.
Ciertas pequeñas ilusiones, la mirada poética
recuperada, una sonrisa incrustada en un texto,
la visera que impide ver más allá y protege,
continuidad y cierta esperanza fértil de lluvias,
son suficientes para empezar, confiado, un nuevo ciclo.