El Camino
La lluvia resalta la belleza del otoño,
brillan las hojas,
las agujas marrones del pino
resurgen cobrizas en el suelo,
solo la música rivaliza en belleza
desde el interior del automóvil.
Cada mañana revisito mis obsesiones:
la fugaz visión del río y su cauce salvaje,
el bidón en el que arden maderas en el aserradero
antes blanco, y renovado y ya quemado,
la casita con columpios en medio del pinar,
lo que yo llamo, pretenciosamente, tierras altas,
unas glicinias que asoman por un balcón
igual y distinto a los otros en una fila de cuatro
casas iguales y distintas.
Millones de sinapsis se cruzan en mi cerebro
en medio de todos estos hitos observables:
una sentencia, una estadística, una noticia,
el enfoque y los minutos iniciales de la clase
que impartiré dentro de unos minutos.
El camino es un ritual presente cada día
una forma de estar en el mundo con la seguridad
de una cierta inmutabilidad mientras todo cambia;
anclajes de seguridad mientras sigo escalando.