Algunos hombres solitarios

Algunos hombres solitarios, de una cierta edad

calvos o ralos,

caminan con la mirada perdida.

No sonríen nunca en público.

A saber en qué piensan.

Pareciera que soportan la vida

a la espera de que termine.

Ninguna ilusión, ninguna esperanza.

Algunos días me siento así.

Arrugo repetidas veces la cara para alejar el rictus,

desprenderme de esa máscara natural.

Otros días siento alegría verdadera y energía vital.

El jilguero resurge cantando tras la tiranía del cuervo.

Tiendo a pensar que son daños colaterales pandémicos

o el recorrer circuitos urbanos estáticos

en los que cada paso se parece al anterior,

el ruido de los coches oculta el silencio,

y el otoño solo asoma fugaz en algunos rincones.

Cada día deseo más reintegrarme en la naturaleza.

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