Poema 508: Bajo la lluvia

Bajo la lluvia

Mi padre cumple ochenta y tres años.

Hemos corrido bajo la lluvia

precioso paisaje de primavera feraz

acercándonos a un cementerio en medio del campo.

Luz opaca, neblina y cortinas de agua fría.

La voracidad humana hace competir a los más fuertes,

esos semidioses que soportan los meteoros.

Tal vez esta tarde abrirán un libro de poemas al sol

o tomaran un café, locuaces,

mientras disfrutan de la euforia de la mañana.

Barro, sudor, lluvia,

¿cuántas veces más podremos correr así?

Tenemos el privilegio de la ropa seca,

de la ducha caliente al llegar al hogar.

Una cigüeña, punta de flecha, Archaeopterix,

ameriza en una charca enorme en un campo verde,

la colza da un toque exótico de color intenso,

todo es bello en buena compañía.

Poema 324: El tiempo que nos queda

El tiempo que nos queda

Hemos tenido el privilegio de ver pararse el mundo,

de escuchar el silencio en una autovía,

de reconocer el canto de los pájaros,

de poder leer a deshoras asomado al balcón exiguo

y subir y subir escaleras sin parar.

Después redescubrimos la flores, su aroma,

la belleza de la naturaleza a su antojo

el éxtasis de un paseo en bici enmascarados,

las benditas vitaminas del sol en la piel

y el ancestral gusto por caminar pegados a la tierra.

Cada pequeño espacio de libertad era una maravilla,

de la que muchos han disfrutado:

se agotaron las bicis en las tiendas,

y han surgido caminantes a borbotones en las sendas.

Ahora la cigüeña subida en su atalaya eléctrica

contempla el ruido horrísono del tráfico en la autovía

cuál saurio evolucionado de perfil extraño

mientras me acerco sigiloso para captar una instantánea

de su vuelo elegante y sagital.

Ya no contemplamos el cielo cada tarde

ni miramos con extrañeza al caminante desenmascarado,

los perros ya no son un privilegio

ni la noche está vedada a los noctámbulos de fiesta.

Los años veinte se repetirán de forma sarcástica,

apurar la vida, las sensaciones, el tiempo que nos queda,

ignorar lo aprendido, huir hacia delante en el espacio,

sin olvidar la especie a la que pertenecemos,

aún recién salidos de las cuevas para transitar el mundo.