Poema 565: El tiempo del membrillo

El tiempo del membrillo

En el tiempo del membrillo se fue el sol,

terribles inundaciones,

la súbita caída de las hojas otoñales.

El tiempo de Todos los Santos,

buñuelos, y una escasez de luz

hogareña y de graves estudios.

Permanencia, viajes, castañas,

teatro y declamaciones exaltadas,

la guerra con un velo informativo.

La ironía del encantamiento,

lecturas de autoras epicéntricas

allá donde existió un paraíso,

una convivencia rica y feraz.

Color, botón, hoja, número,

una sombra móvil, incierta,

contraída y menguante,

el color violáceo de noviembre

que espera ansioso esas nieblas

esos diálogos románticos

esos héroes deconstruidos

y la humedad invasora de cementerios.

Poema 564: Todo lo que tenía que contar

Todo lo que tenía que contar

Todo lo que tenía que contar eran unos níscalos,

el contacto con la naturaleza,

caminar monte arriba, integrarme

en la naturaleza, sentir su apego ancestral:

un árbol caído aquí, una cama de liebre,

unos huesos dorsales, un cráneo,

un plumaje que aún permanece compacto,

la madriguera profunda de algún animal incógnito.

Toda mi concentración puesta en la búsqueda

de unos hongos anaranjados,

la felicidad instantánea del hallazgo,

suma de pequeñas euforias fuera del mundo.

Todo lo que tenía que contar eran unos níscalos,

la rebusca tras la búsqueda,

el placer de conectarme unas horas a la naturaleza

con el cable USB de una cesta y una navaja.

Cada cuál contaba sus aventuras urbanas;

luego el fútbol televisado dejó su belleza

 y su crueldad en la casa de los anfitriones.

Nada polémico, nada fangoso

de todo eso que tanto nos importa

y es finalmente vacuo y repetitivo.

Cambio de hora, de luz, de orientación,

pequeña resaca del intenso día de ayer.

Poema 563: Matando la tarde

Matando la tarde

Hay tardes que mueren por sí mismas

y otras que tienen que ser matadas a conciencia.

En este agonizar de octubre

bandadas de cigüeñas saetean el cielo de paz;

pronto serán sustituidas por drones

por silbidos apenas audibles y mortíferos.

Se comban aún más los cables eléctricos

por el peso inapreciable de decenas de gorriones.

Un hombre deja extinguirse la luz

enfrascado en el juego simple de su teléfono;

descansa a sus pies un perro de ralo pelaje

incapaz, como su amo, de darle la puntilla a la tarde.

Miro al poniente y encuentro un incendio solar

efímero y salvaje, de belleza extrema.

La tarde terminará de morir en una reunión de vecinos,

un espacio ajeno a la Historia y a la Educación,

ring sin reglas ni cortesía, donde se rompen sinapsis

y expira la cooperación humana.

Fin de fiesta, fin de octubre, fin de la tarde vacía.

Poema 562: Emocional

Emocional

La mirada es tu estado emocional,

un cóctel de deseo, de cariño, de ilusión,

una sensación física de bienestar,

esa luz que ha despertado en ti un poema

una canción, un podcast,

un hilo del que has tirado y estirado.

El peso de la apisonadora cultural

aún no ha podido contigo,

ni siquiera las noticias de la injusticia,

de la barbarie, del dolor, la tiranía y la guerra.

La esperanza es un bien volátil, ligero, inestable,

una combinación de experiencia y autoestima,

de la seguridad que cada cual posee de sí mismo.

Transitas por una sima o por un valle

despreocupadamente, evitas mirar hacia arriba.

Allí están las cumbres, la libertad del viento,

el instante, –igual al anterior y al posterior–

en el que, seducido por la brisa, te crees libre,

infinito, eterno,

tan perenne como las agujas de los pinos

que has rebasado al ascender.

Debes tener fe en los ciclos vitales,

en que tras los valles hay montañas

y desde allí se divisa el orbe que crees poseer.

Tu única guía es esa luz interior tan ingenua.

Poema 561: SEMINCI

SEMINCI

Fue un oasis cultural en la dictadura

y sigue siéndolo en el presente acelerado,

un sosiego atemporal:

eruditos, habituales, cinéfilos,

un imán que apenas atrae al público local.

Escaparate, faro, hito en el calendario,

un enorme cúmulo de trabajo oculto,

y la calidad asegurada de lo diferente.

Una copia sueca restaurada del 47

nos tuvo en vilo cien minutos:

luces, sombras, primeros planos expresivos,

el tormento de la ética y el deseo

más actual que nunca.

Desfiles, alfombras, oropeles,

seis noticias nacionales y el brillo

de los flashes en la noche fría pucelana,

una minúscula isla cultural encapsulada.

Poema 560: Abro la ventana

Abro la ventana

Entra frío, el ruido de esta hora

vehículos, rumor de fondo del tráfico,

me sorprende la luna aún alta por el oeste,

caminantes zombis, nubes,

ahí afuera está el mundo,

también en las montañas de libros

que me alegran y desasosiegan.

Salen de mi cabeza las noticias oscuras,

asesinatos, guerras, políticos destructivos,

entra la actriz hermosa de una serie,

las palabras de Ana Blandiana sobre la poesía:

es esencia y símbolo.

Regresan las ocupaciones del día,

el microcosmos educativo,

las pequeñas decisiones volitivas,

qué escuchar en el viaje,

cómo terminar este poema.

Afuera está la vida y las múltiples sensaciones,

la acción que se convertirá en verso,

el saludo apresurado de mis hijos

en su camino rutinario al aprendizaje.

Solo queda una región inhóspita del espacio

de la que tengo que salir en unos minutos.

Poema 559: Otoño de esperanza

Otoño de esperanza

Llueve, se ocultan las noticias cíclicas

sobre la sequía y los embalses,

siguen las guerras asimétricas,

agresiones planificadas, sembradoras de odio,

el trampantojo deportivo audiovisual,

algunos premios puntuales:

nobeles, editoriales, premios nacionales,

las elecciones bipolares de noviembre

en la cúspide del poder mundial,

las noticias siguen el curso esperado.

La lluvia trae consigo esperanza,

verdor en las cunetas, fulgor en los árboles,

la luna llena de octubre acechando.

Comienza la temporada de setas,

la siembra concienzuda del campo de Castilla,

y el colorido impagable de los árboles caducos.

El bidón llameante ilumina el amanecer

desde hace un par de semanas;

retornan los libros apocalípticos y distópicos,

se celebran descubrimientos científicos

y la maquinaria estacional gira sin fin.

Poema 558: Supremacía tecnológica

Supremacía tecnológica

Cierro los ojos, aún hay noticias,

gritos, horror y lenguaje aséptico.

Siempre hay justificación:

un escondrijo subterráneo,

una plataforma oculta, un dirigente,

para que haya decenas o centenas

de víctimas civiles o cascos azules

escudos humanos en todo caso.

Apenas unas palabras ininteligibles,

un eco político amortiguado,

una tímida protesta pública

te convierte en persona non grata

en un enemigo anti sionista.

No hay música ni poesía ni flores,

hay polvo, escombros, sangre y gritos,

las heridas generan violencia futura,

fiada la paz a la supremacía tecnológica.

El futuro distópico está llegando,

máquinas, drones, servicios de inteligencia

formas de destrucción humana

que convierten a las víctimas en alimañas.

Poema 557: Tiempos de paz

Tiempos de paz

El alcázar era un cohete a punto de despegar.

Silencio.

Gritos de guerra y el ultrasonido de las bombas.

Explosión.

Polvo, lamentos, sonidos del desvalimiento.

Resistencia.

Las vías de protesta son escasas y no sirven.

Hoja volandera.

El trampantojo de la ONU se desmorona.

Inmovilismo.

El mundo congelado durante las purgas exquisitas.

Daños colaterales.

Monumento a un soldado de otra devastación.

Impotencia.

El poema impreso en la hoja flota sobre el polvo.

Supervivencia.

Huida hacia la destrucción cortando todos los caminos.

Alimañas.

La tecnología produce una supremacía ética.

Silencio local.

El ciclo continúa, cual lemniscata, indefinidamente.

Poema 556: Templos educativos

Templos educativos

Los chavales, flequillos en ristre

como corresponde a la moda del momento,

se miran un instante en la luna del coche,

se atusan convenientemente,

afirman su autoestima de base capilar

y continúan indolentes, mochila al hombro,

su lento acceso al templo educativo.

Allí es el todo o nada, o la insignificancia,

el profesorado que lidera, guía, implementa,

o que languidece inoportunamente.

Existen también los nostálgicos,

disciplina en ristre, ley y orden,

el saber elitista ahora que es democrático,

la imposición de formas arcaicas

cuando los drones lo están destrozando todo.

Las alumnas se esfuerzan más,

tejen redes más profundas y eficaces,

su éxito en el aprendizaje es abrumador.

El microcosmos del entorno educativo

permanece vivo durante las mañanas

muere al atardecer y renace cada día,

hay normas, protección, cariño y crueldad,

es un pilar básico de la sociedad avanzada,

el lugar donde toda fantasía es posible.