Poema 651: Fuego

Fuego

El sufrimiento de los vecinos es indescriptible,

la tierra tan amada, los árboles, el paisaje

todo lo que parecía estable y nos sobreviviría

queda herido de muerte.

Dramas, animales, personas, casas,

todo lo que era sólido puede ser devorado

incluso la propia vida.

Las noticias descontrolan y amplifican los fuegos

la sensación de que un paraje conocido puede arder,

la concatenación de lenguas flamígeras,

la evocación ancestral de los rayos prehistóricos.

El cerebro reptiliano atesora fuegos antepasados,

establece alertas, miedos, horrores imparables:

nada ni nadie es ignífugo y llega la noche

entonces las llamas se vuelven colosales,

crean sombras dantescas, expresionistas,

y el crepitar destructivo impregna el silencio.

Siempre hay culpables, gobernantes, ingenuos pasivos,

motivos múltiples: pirómanos, despoblación, abandono.

La destrucción del espacio que has habitado

es un infortunio psicológico terrible,

una pérdida sensorial irreparable.

Mueren las aves alcanzadas por el humo,

mueren animales atrapados por las llamas,

mueren las esperanzas y los días futuros.

Poema 590: Frío impostado

Frío impostado

La tercera o cuarta noticia del día es el frío,

frío castellano, seco, intenso, intrínseco,

aprovechado secularmente para curar embutidos,

para cocinar el puchero en la lumbre.

Las agencias de noticias priman la esperanza,

la noticia que nunca llega:

la tregua parcial de los bombardeos sionistas

en el avispero del mundo.

El frío hace abrir nuevos albergues a orillas del Nervión,

estira las vidas miserables de los sintecho,

una buena noticia entre decenas de rencillas políticas,

discursos miserables, papanatas de la demagogia.

El frío mediático es más intenso que el real,

propicia ropa térmica, capas y capas de textil

y un apalancarse en el sofá, bien calefactado.

La escarcha en los tejados

tiene el mismo color que la luna diurna,

la escasa intensidad de un saludo de ascensor.

Se congela la ropa tendida en el canal

ávida del sol de la mañana,

colocada ahí solo para el disfrute del corredor.

Dice el periódico que mueren las plagas y renacen los virus,

alojándose en sus huéspedes de forma aleatoria.

La cuesta de enero ha llegado como llega siempre.

Poema 566: Nubes blancas

Nubes blancas

Las nubes blancas parecen buques de imaginación,

dirigibles de gran profundidad,

una escuadra de guerra celestial.

Ensombrecen la tierra yerma, recién arada,

los surcos marrones e infinitos

brillan tras las lluvias desordenadas.

El espíritu se refleja en ellas, se amansa

entra en un estado de serenidad,

se detiene el tiempo sostenido en los confines

de la unión de cielo y tierra.

Durante esos instantes no importan las noticias,

los muertos por el temporal o por los drones,

solo el viaje solitario adquiere entidad,

laxitud emocional intensa, ya trance, ya éxtasis.

Esas nubes blancas, profundas, vigorosas

son efímeras e inusuales

tras ellas hoy se ha serenado el cielo azul

y ha llegado el silencio del ocaso.

Poema 559: Otoño de esperanza

Otoño de esperanza

Llueve, se ocultan las noticias cíclicas

sobre la sequía y los embalses,

siguen las guerras asimétricas,

agresiones planificadas, sembradoras de odio,

el trampantojo deportivo audiovisual,

algunos premios puntuales:

nobeles, editoriales, premios nacionales,

las elecciones bipolares de noviembre

en la cúspide del poder mundial,

las noticias siguen el curso esperado.

La lluvia trae consigo esperanza,

verdor en las cunetas, fulgor en los árboles,

la luna llena de octubre acechando.

Comienza la temporada de setas,

la siembra concienzuda del campo de Castilla,

y el colorido impagable de los árboles caducos.

El bidón llameante ilumina el amanecer

desde hace un par de semanas;

retornan los libros apocalípticos y distópicos,

se celebran descubrimientos científicos

y la maquinaria estacional gira sin fin.

Poema 417: El arte

El arte

El arte está más allá de los sentimientos.

A veces son un motor de inspiración.

Otras veces el desencadenante es la inconsciencia,

la temeridad sin freno ni censura.

El miedo es una sentencia cierta.

Los días grises permanecen como una condena mental.

Duelen y atenazan.

Te encadenan a rutinas inesquivables.

La inteligencia puede convertir la nube en dragón,

el respirar aún, en una micro oportunidad única.

Hormigas en las calles siguen a sus teléfonos móviles,

hipnotizadas por la luz.

Por las noticias insignificantes amplificadas.

Cualquier movimiento más allá de la rutina es arte.

Produce placer.

Te eleva un instante cual trampantojo de hermosura.

Somos conscientes del camino de luz.

Y por él transitamos sin esperanza.

La sabiduría consiste en saber que la oportunidad llega.

En soportar el trabajo duro de cada día.

Aparecerá la risa o el encuadre inesperado,

esa luz en el cielo más compleja que toda creación humana.

Una historia que supera a la tuya en tristeza.

O la emoción de un verso en medio de las tinieblas.

Poema 392: Esa sensación

Esa sensación

Esa sensación de enjambre humano,

agitado, hiper estimulado

arrastrado por él

difícil de controlar una vez en movimiento:

¡Vivid y disfrutad que el tiempo se acaba!

Desconecto noticiarios y opiniones,

me alejo de sucesos y calor mediático,

ocupado en el vacío que deja un poema con éxito,

la espera atenta a una novedad creciente.

Leo y leo, agito hilos invisibles, entrevistas,

el sosiego de quien apenas influye

y lo está diciendo todo.

Esa sensación de ola sobre la que surfeo,

no de forma voluntaria:

asomo la cabeza un instante y veo el panorama,

para volver a centrarme en sobrevivir.

A menudo me siento manipulado,

bien de forma local, bien de forma general,

improviso palabras sobre las que construir hipótesis,

teorías surgidas de la necesidad explicativa y coherente.

Otras veces soy un eslabón, necesario o no,

una cadena de transmisión

a la que otros se enganchan, o acercan o permean,

una luz o una oscuridad, quizás una expectativa.

Esa sensación no me abandona, no descansa,

el tiempo que nos queda de Caballero Bonald,

esa inoculación poética que penetra en la carne

y la deja ya inmarcesible para siempre.

Poema 386: Noticias

Noticias

Apago la radio incapaz de asumir la negatividad,

los desastres, la perversión humana.

Parecen noticias colocada en las ondas

para penetrar en mi estado de ánimo.

¿Ignoran que enviar armas a Ucrania

es añadir combustible en un incendio?

Precios, inflación, pobreza energética,

se cuelan conceptos contrapuestos a la visión directa:

coches sofisticados en la carretera, terrazas llenas,

espectáculos caros para los que no hay entradas.

Por otra parte, tasas de paro terribles,

pésimas condiciones laborales, alumnos sin desayunar,

miles de inmigrantes que pierden la vida cada año

en el desesperado intento de acceso a una vida digna.

Algo falla en un sistema con esta enorme brecha:

los gobernantes más lúcidos tratan de parchear boquetes,

de apagar incendios,

pero no dan abasto en un mundo lleno de pirómanos,

locutores incendiarios, presentadores autómatas,

plumas agradecidas y puertas giratorias.

Apago la radio y me refugio en una ópera transgresora,

o en una poeta que remueve conciencias, excita y amplifica

imágenes, injusticias, desigualdades.

El fabuloso hito científico de lograr vacunas para el Covid

se empaña cada día y se minimiza o se ignora.

No quiero a nadie introduciendo odio en mi cabeza.