Poema 282: Noche de julio

Noche de julio

La soprano granadina reposa en la penumbra

semioculta por la sombra centenaria

de una columna helicoidal;

el joven moreno y apuesto desgrana 

notas de Debussy en su arpa legendaria; 

la estampa es bellísima: palacio, noche, música,

la serenidad calurosa del mes de julio.

Presiden el patio unas gárgolas enhiestas,

tracerías góticas y filigranas absorben la mirada,

mientras ella deja flotar en el aire canciones de Falla.

Rostros enmascarados detienen el tiempo,

aguzan el oído ante una nana;

la artista ha calentado su voz, y su sonrisa

flota con sonidos armónicos demorados

que viajan por el patio hasta fundirse con la piedra.

Voz, arpa y silencio,

aplausos nítidos  y alegría comunal en la música:

el público henchido de gozo eleva la vista 

a la bóveda mudéjar;

artesonado o heráldica, flores de lis o semiesferas

la vista encantada no descansa.

Poema 279: Campo de julio

Campo de julio

El campo en julio es de una belleza inusitada,

los labradores se afanan

 en extraer todo el producto posible de la tierra:

hay pacas de paja, patatas a punto de florecer,

girasoles hermosos y amarillos,

un lavajo lleno por las últimas tormentas;

incluso el río Trabancos lleva algo de agua.

Desde la bicicleta se observa todo con detalle,

rastrojos, viñedos, pinares,

algunos centenos aún no cosechados,

nunca he visto tantas aves como este año,

en el camino apenas hollado no hay rastro del virus.

Algunas cosechadoras levantan nubes de polvo,

hay cultivos que no identifico,

plantaciones de almendros y otros frutales,

remolacha, maíz, garbanzos,

mecanización y riego, una cierta normalidad.

Las tormentas alteran el ritmo del trabajo,

nada que ver con otros tiempos:

ya no hay hoces ni levantarse a las cinco de la mañana,

no se trilla ni aventa la parva,

no hay bueyes ni mulas, ni cuadrillas de sol a sol.

Huele a manzanilla y a la paja recién cortada,

busco en la soledad de los caminos

no encontrarme con otros humanos;

miro al cielo y veo la revolución de las nubes,

al menos tanta belleza como la reproducida en el campo.