Poema 504: Recuerdos, marzo, primavera

Recuerdos, marzo, primavera

Me asomo a la ventana y parece que fue ayer

cuando reinaba el silencio.

Ya no hay grúas en el horizonte cercano,

apenas se ve el campo tan ansiado entonces,

apenas queda un recuerdo agridulce.

Resuenan broncas políticas sobre comisiones,

sobre decisiones polémicas de gestión de la muerte,

un porcentaje pequeño de la vida,

un oasis en la voraz velocidad del mundo.

El olvido va dejando crecer su musgo en las grietas,

las flores son un trampantojo delicioso,

apenas quedan ya sensaciones de confinamiento.

Solo algunos paisajes descubiertos tras la salida,

en los que aspirábamos toda la naturaleza de golpe,

la feraz vegetación que siguió su curso natural,

la lluvia, el sol, el viento, fuerzas primigenias,

nos hicieron conscientes del concepto de reclusión.

Hoy el caminar es lo usual, mirar con intensidad

cuanta belleza nos rodea,

sentir el viento y la luz poderosa del sol en el rostro,

dejar flotar el vago recuerdo de aquella oscuridad.

Poema 484: Paisaje desde mi ventana

Paisaje desde mi ventana

Las últimas hojas de los plátanos se resisten a caer

ya no son doradas, ni amarillas, no brillan con el sol,

tienen un color cobre decadente y mate

a la espera de una nevada o del viento del norte

que las haga por fin parte del compost y de la tierra.

Esa es mi visión de cada día en un paisaje con continuidad,

el abeto infiltrado entre las ajadas copas platanáceas

está a punto de ser devorado como lo fueron los almendros;

la masa incalculable de hojas oculta las grúas redivivas,

aquellos edificios blancos de terrazas crecientes

hijos de la reclusión pandémica y de la fábrica alcoholera.

Lejana y oculta queda ya la silueta del centro comercial,

el punto geodésico que visite con mis hijos hace años,

esa pequeña visión agreste de libertad.

Paseantes con perros que buscan los parvos rayos de sol

completan la visión matinal surgida del frío y de la noche,

permiten que mi vista se expanda más allá del ladrillo

y de los periódicos semáforos reguladores del tráfico.

Poema 355: Las texturas del cielo y las grúas

Las texturas del cielo y las grúas

Las texturas del cielo y las grúas

esconden el poco campo que veía día tras día,

cuando estuvimos confinados.

La bondad a veces está tan lejos

como la belleza.

La fórmula de la ecuación de grado tres

con elegantes cambios de variable

es una pequeña maravilla de Cardano y Tartaglia

a la que vuelvo cada veinte años.

El algoritmo anunció hace días que iba a llover,

cosa que no ocurrió.

Pasea una pareja casi sin hablar,

no hay risas y las cabezas apagadas miran al suelo.

Les importará un carajo Galois o Abel,

la escasa vida de que disfrutaron,

el monumental legado de sus mentes polinómicas.

Observo pasar patinetes eléctricos por el carril bici

como en una escena distópica de Blade Runner:

velocidad e impersonalidad, y silencio.

Las ecuaciones han cambiado el desplazamiento

y la aceleración,

ahora todo es tocar una pantalla y acceder al conocimiento

aunque también al pánico irracional

desatado por mediocres periodistas.

La niebla cálida produce una visión mágica del puente,

es el contacto con la realidad resbaladiza.

Poema 339: Destellos de luz

Destellos de luz

Algunas señales son destellos de luz

una combinación favorable de semáforos,

el vuelo sagital de pájaros migratorios,

el bidón cuya llama se adelanta al frío

o este veranillo conocido pero inesperado.

Observas anonadado el volcán,

la corriente roja de lava en la noche,

el contacto tremendo con el mar.

Llevas contigo el libro de poemas

difíciles de entender pero mágicos

en su sencillez aparente:

poemas descriptivos en los que hay sombra

y hay luz y erotismo,

vidas enteras recordadas,

otros mundos que ya no existen.

Me obsesionan las grúas al amanecer,

gigantes de quietud nocturna

que chirrían en la dura jornada laboral.

En la penumbra del ocaso resplandece

un horizonte muy conocido;

abro la ventana y el ruido cíclico de los coches

encuentra el silencio de los intersticios.

Nada dura mucho tiempo,

ni siquiera la reflexión gozosa

sobre la explosión anaranjada de luz.

Poema 231: Las grúas del amanecer

Las grúas del amanecerIMG_6901

Las grúas del amanecer, hieráticas y dignas

sostienen la estructura

recién planificada y ya antigua.

 

La edad dispara contra la memoria

convierte las sensaciones en ilusiones

el fresco matinal en recuerdo inexistente.

 

Las grúas del amanecer construyen

sobre el espacio quemado de tu recuerdo,

verdes o grises, lentas y seguras

muestran la cara visible de tu desconcierto.

 

El huerto ecológico lleno de banderas

contrasta con el ruido incesante de camiones,

tierra-evocación desplazada

en busca de las entrañas de la Tierra.

 

Las grúas siguen allí en el ocaso

reflejan los rayos perturbadores de la luna llena,

hacen crecer el edificio sobre las ruinas.

 

No importa la edad ni la época,

silencian el olvido y dotan de brillo y asepsia

un espacio manchado de tinieblas.

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