Oter de Fumos
Mi abuelo recorrería estas calles a diario
durante muchos años,
guardaría sus secretos de tiempos convulsos,
guerra, odio, hambre, un incendio,
cuidaría sus majuelos y haría vino,
fumaría sus Celtas Cortos sin filtro,
daría de comer a sus animales,
frecuentaría las bodegas de sus amigos;
quizás en algunos días de primavera
ascendiera al otero del castillo,
observaría la planicie de Tierra de Campos
tal y como yo la vi ayer,
identificaría las pequeñas tierras de labranza,
inspiraría el aire aún fresco de marzo
y a pesar de todo sentiría la pujanza de la vida en él.
He corrido por esas calles, sin resuello,
en una vida mucho más cómoda,
bien alimentado, con tiempo para cultivarme,
casi medio siglo después de su muerte.