Poema 584: Una luz azul

Una luz azul

Envuelve la niebla los caminos, los sembrados,

el terreno trazado de líneas rectas,

los surcos terrosos, algunas vides deshojadas.

Me persigue la noche como me persigue la historia.

¡Aquel bisabuelo llegó como un juglar,

joven, lleno de fiesta, levantando mesas con los dientes!

La luz oprime y aprisiona, desorienta,

la llanura se difumina en la ausencia de formas.

La viuda le hizo una fiesta especial al sanabrés,

le colmó de rimas y de la belleza de sus ojos.

Aún el pueblo existía: oficios, lavajos, artesanos,

la niebla no lo había condenado a la luz azul.

Cae la noche húmeda de Navidad.

El descendiente nació tras la muerte del padre.

Los animales abrevaban el en el lavajo grande;

en las noches eternas del invierno

se contaban historias en el corro de la lumbre.

Contra todo pronóstico el hijo dejó una estirpe,

moradores ocasionales de la cúpula bajo la niebla.

La luz azul engulle las casas deshabitadas,

la vasta llanura castellana escasamente poblada.

Poema 520: Graduación

Graduación

Mucho trabajo de fondo, contactos,

buena voluntad y recursos locales

para un lucimiento efímero y necesario:

se encienden las luces en el escenario

y en los rostros aderezados para la ocasión;

por un día celebramos el esfuerzo, el tesón,

la voluntad inculcada y asumida,

el triunfo del trabajo de los supervivientes.

No hemos dejado por escrito la intrahistoria

de cada pequeño avance en el protocolo:

¿Cuándo llegamos al auditorio?

¿Cuántas generaciones?

¿Cuántas personas se graduaron?

Hay memoria local en cada cabecita,

en cada familia, en cada mirada conocida

años después, lustros más tarde.

Si contemplásemos el salto histórico

seríamos capaces de comprender la evolución,

la tecnología, lo anacrónico de algunos discursos

y el arte que permanece en la poesía y en la música.

Personas invariantes y otras efímeras,

una celebración necesaria y transversal

en un mundo próspero y lleno aún

del optimismo de la juventud.

Poema 449: El farallón

El farallón

En el farallón pueden leerse las líneas de la vida,

el mensaje que el mar grabó durante milenios.

La banda sonora es un continuo ir y retornar de olas,

una incesante tormenta sin relámpagos,

un mundo oscurecido por la llovizna

cual metáfora de las emisiones radiofónicas.

En la pared vertical está escrita la negligencia

de los salvapatrias tan pulcros,

mentecatos de la simpleza y el desorden,

el refuerzo animal que todos llevamos dentro

cincelado en un palimpsesto ilegible.

Suenan vientos de victoria xenófoba,

de distopías que creíamos imposibles,

una regresión a los tiempos del cólera,

déjà vu inexplicable y anómalo, siniestro e innecesario.

La monotonía del mar, la belleza y el yodo

permiten la abstracción y la distancia mental

necesaria para prever el desastre:

las difíciles componendas y arreglos humanos,

las lecciones de la Historia,

la firmeza ineludible para hacer frente a la necedad.

En el farallón alguien leerá en el futuro

lo que la imbecilidad humana no pudo borrar del todo.

Poema 299: Politics words

Politics Words

Cualquier fanático se sube a una atalaya;

con frases rudimentarias cacarea consignas,

reenvía tuits xenófobos,

apela a un nacionalismo cutre.

Insulta como fue insultado en su infancia,

cree conocer la Historia por sus lecturas sesgadas,

eleva el tono para acentuar lo huero del mensaje.

La propaganda amplificada le contrae la inteligencia:

soniquetes falso-egoístas, miedo a la otredad,

a la lectura sosegada y lógica;

el individuo ultraortodoxo pule la rabia en su interior,

trata de imitar la forma explicativa de un complejo 

que se maximiza al tratar de eliminarlo.

La palabra igualdad suena a comunismo de Gulag;

social es un vocablo que destruye la propiedad privada,

desahucio, llena bocas y militariza su hemisferio derecho,

democracia es una singular forma de terror.

El individuo revisionista se cree su contumacia:

incontestable, dice entre incoherencias sintácticas,

ignora lenguas oficiales o sutilezas constitucionales,

supura rencor cuando pronuncia terrorista,

renueva el oxígeno de sus pulmones con bandera,

patria, monarquía; con ellas expele catadura moral.

Existen palabras que desprecia: tolerancia, amistad, 

respeto, cariño, humanidad, inmigración, desigualdad.

Desde la atalaya, se afana en gritar:

–no me trajo aquí la razón, sino la violencia–.

Poema 281: Cuerpo

Cuerpo

Habitas en un cuerpo que solo tú conoces,

sabes de sus carencias y fortalezas,

escuchas cada uno de sus síntomas,

hallas en él un equilibrio inestable

suficiente para la vida cotidiana.

Repasas los cambios en el espejo,

tienes una visión de ti diferente 

a la del resto de la gente que te mira,

eres esclavo y a un tiempo dueño,

te perdonas o no cada exceso y cada falta.

Estás orgulloso de esto o de aquello

detestas aquella parte que una vez fue señalada

y magnificas aquella ensalzada;

estás hecho de sombras,

de luces poéticas que alcanzaron tu ego.

Cada parte de ti tiene una historia íntima,

cada arruga ha sido merecida en el campo de batalla,

a veces no concuerda tu físico con tu idea de ti,

o tal vez coadyuva a tu miseria;

eres un todo inestable e impecable.

Tu cuerpo mide cada rayo de sol y reacciona,

se encoge y ensordece, o se agranda

en pecho henchido o en sonrisa profunda;

un dedo es suficiente para una tormenta

y es necesario todo el vello de punta en la alegría.

Habitas una estructura muy compleja,

la cuidas y administras cada día

acoplándote a sus cambios y dolencias,

eres un huésped necesario e intransigente,

una simbiosis afinada y sin fisuras.

Poema 150: Bodegas

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La riqueza está bajo tierra,

oculta en bodegas, cubas,

ladrillos para cimbrar los arcos,

laberinto de túneles llenos de barricas.

 

Todo el mundo tenía que saberlo,

generaciones de topos

han excavado madrigueras gigantes,

un mundo subterráneo incógnito.

 

La economía era el vino,

también la alegría y la avaricia,

humo de antorchas y oscuridad,

miles de empleos auxiliares en la comarca.

 

La luz ahora no es buena para la fotografía,

apenas un rincón con punto luminoso,

arcos de ladrillo o arácnidos petrificados,

toneles centenarios ya inservibles.

 

Una ciudad subterránea, monjes,

préstamos, oficios ya desaparecidos,

la Historia comarcal oculta por la autarquía

revisada con los ojos del poeta.

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