Poema 678: El tiempo del unicornio

El tiempo del unicornio

El tiempo del unicornio trae la lluvia

momentos de máxima alerta

un recordatorio de ardor guerrero

preocupaciones inútiles antes del sosiego.

Multitarea repartida sin piedad

en días enfebrecidos de Navidad latente,

capitalismo desatado, noticias tremendas

de abusadores machistas impunes.

Toda la atención enfocada en etéreas noticias

víctimas y consumidores del vértigo

de editoriales cargados de epítetos

de la prisa vital por alcanzar el absoluto.

La belleza del invierno que amanece

es gris, llena de niebla y de siluetas,

es un tiempo de imaginación y memoria,

reminiscencias de un pasado de laúdes

de cánticos desafinados en una cocina

en la que chisporroteaba la lumbre materna.

El tiempo vuela y la memoria se renueva

en aras de esa cierta resiliencia mítica

cuando las siluetas se difuminan

y uno explota de alegría efímera y exultante.

Poema 677: El Sexo en Tiempos del Románico

El Sexo en Tiempos del Románico

Hay una pequeña expectación en la espera,

rostros amables, algunos conocidos,

una sorpresa mayúscula, una ilusión

una cumbre de maravilla en la vida fugaz.

Durante eternos minutos el hombre uniformado

ejerce su pequeña tiranía en el acceso

ajeno al trasfondo de potencia argumentativa

del Sexo en Tiempos del Románico.

Fluye la luz y la palabra de la autora-divulvadora

esa voz tan reconocible y ya doméstica:

–¿estará nerviosa? –, susurras intrigada

mientras comienza el diálogo cómplice.

Isabel proyecta diapositivas explícitas

funde la piedra con la ostentación de la estirpe,

derriba sesgo a sesgo la toxicidad masculina

con la complicidad erudita de su interlocutora.

–Mansplaining de libro–, dices mientras habla y habla

el hombre que en realidad no quería preguntar nada.

La autora responde con paciencia infinita:

ha desgranado pruebas fehacientes,

ideas permeables a todo tiempo histórico,

fuentes, documentos, una realidad oculta,

vulvas resucitadas tras su paso por el reino vegetal,

y un torbellino de referencias eruditas

en la dificultad inmensa de cambiar mentalidades.

Poema 676: El hechizo de la forma

El hechizo de la forma

El hierro penetra en la piedra

óxido que destaca sobre fondos de color

sorpresa del artista

formas originales preceden al título

colección de forjas según conveniencia

la mirada es el título de cada obra

un conjunto excelso de interpretaciones

más atrevidas

aquí y allá excavamos herrumbre

piedra que soporta su cruz

hasta que llega la palabra

y oscurece la multiplicidad latente

ansia desproporcionada de risa en un jueves

el hechizo de la forma

años de búsqueda amateur

cientos de ojos disonantes

y al fin unas manos que se entrelazan.

Poema 675: Ruido visual

Ruido visual

Acumulamos excesivas posesiones

tantas que podríamos reconstruir épocas enteras

más allá de nuestra memoria selectiva.

Melancolía, el análisis del tiempo pasado,

construcción e identidad,

el detalle nimio: esa tarde de la infancia

en la que construimos, soñamos y disfrutamos,

esa que querríamos evocar siempre.

Fotografías, vídeos, libros, papeles significantes,

la vida breve compuesta de miríadas de fragmentos,

una especie de zoom en la urgencia de la reforma

o de una mudanza o de un cambio estructural.

¿Cómo es posible ese rostro en esa instantánea?

¿Cuánto tiempo pasó desde ese cuento y esa risa?

Vértigo de estímulos,

de un esfuerzo descomunal educativo,

abundancia más allá de los apegos materiales,

ruido visual, mental, sonoro, holístico.

De los juguetes de la infancia transitas a los libros,

a las lecturas labradoras de muescas,

a las ilusiones de días y noches oníricas.

Las herencias y los lamentos llegan más tarde,

también el olvido y el objeto recuperado milagrosamente

que durante un instante te hace consciente de tu identidad.

En este hormiguear acumulativo tratamos de equilibrar

cuanto podemos abarcar, almacenar, organizar,

con una suma de recuerdos filtrados, idealizados,

elaboraciones poéticas esenciales para navegar

en tiempos de mares encrespados y hostiles.

Las rutinas y los rituales salvaguardan el resto.

Poema 674: Años de Peregrinaje

Años de peregrinaje

La pianista con su incómodo vestido rojo

se quita los zapatos;

acaricia el teclado con elegancia

mientras ejecuta un List de vértigo.

Cientos de miradas y de oídos se deleitan

en la sala de cámara:

cada cual evocará paisajes o vivencias

o los sueños aún sin cumplir cada día.

El virtuosismo es admirable, al igual que la melodía:

¡Cuántos años sentada ante un piano!

La expresión corporal, el ritmo, la danza sedente,

humanizan el arte estratosférico,

la ausencia de errores, la velocidad simpar.

La imagen de rojo, blanco y negro se difumina

cuando la música invade los sentidos.

Ideas, conceptos, valoraciones, lugares oníricos

se adueñan de mis centros de consciencia,

iluminan espacios mentales, me alejan de la realidad

en esa soledad acentuada, sin carnalidad posible.

La vida hoy ha sido generosa y amable,

he dispuesto de tiempo, de emociones, de palabras,

he contemplado la humanidad de un quinteto

y la apabullante maestría pianística de Zee Zee.

Cada pequeña acción se amplifica con la música

creada, ejecutada, efímera:

sensibilidad exacerbada como si los velos desapareciesen

tras el conjuro mágico de garabatos mnemónicos.

Vuelve el foco al reflejo de las manos persistentes y veloces.