Poema 230: Molinos de viento en Zaanse Schans

Molinos de viento en Zaanse SchansIMG_20190817_104739

El viento y la lluvia ocultan la estampa:

a partes iguales ensalzan la silueta

destemplada bajo el cielo plomizo

de pesadas nubes marinas.

 

Los molinos de viento inútiles, decorativos,

rescatados del olvido,

funcionan para turistas en modo cinco euros,

parecen defender la bahía.

 

El crujido de la madera embelesa y transporta,

machaca un grano imaginario;

la ingeniería de engranajes y correas transmisoras

contrasta con la venta de objetos decorativos.

 

Todo ha sido monetizado, pero allí hubo un molinero,

allí convivía con su familia, con el sordo cortar el viento

de las aspas y el chillido sexual de las gaviotas,

frío y corrientes de aire en los intersticios.

 

Ya no hay polvo ni vida más allá del horario comercial,

solo es un decorado pictográfico para los soñadores

que bajan del autocar envueltos en la lluvia

y abren los ojos a la estampa de Rembrandt.

 

Puedes situar allí lecheras o rondas nocturnas,

imaginar juegos de luz sobre el polvo de la molienda,

todo es un decorado montado para que tu imaginación

recree escenas románticas del pasado.

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Poema 229: Barrio Rojo

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Una mano cubre un pecho dorado

en medio del Barrio Rojo de Amsterdam,

lo que era singular ahora es indigno,

lo que era permisividad, ahora es sometimiento.

 

El dinero por encima de todas las cosas,

una huida hacia delante, libertad

por encima del humanismo o la igualdad,

el brillo dorado de la estética que todo lo tapa.

 

Las mujeres de los escaparates son exóticas

con pechos abundantísimos y poses cansadas,

entre el tumulto turístico de bebedores sin freno,

de risas bastas y enormes masas de carne.

 

Un atractivo turístico o un reducto del pasado,

una ignominia o la conquista de algunos derechos,

preguntas que nos definen como humanidad,

que nos alejan del ideal de justicia y bondad.

 

Pero no es un espectáculo para los ojos del turista,

es una realidad de carne y hueso

que al caer la noche mueve dinero y voluntades,

convierte el sexo en oficio y lo despoja de humanidad.

 

La ciudad es un zoológico de múltiples visitantes,

demasiada población flotante para museos y arquitectura,

el reclamo de drogas y sexo

acerca a la humanidad al machismo ancestral.

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Poema 228: Noche de agosto

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Las calles de moda en Amsterdam

rezuman fiestas privadas,

ventanas iluminadas sin cortinas

conciertos abarrotados en el canal.

 

En la puerta elevada de su casa

una pareja degusta un vino caro y frío,

charla en un idioma sonoro

prepara su noche íntima de sábado.

 

Todos ríen: la gracia de la juventud les alcanza,

el tiempo por delante es su tarjeta de crédito,

la agilidad de sus muslos torneados en la bici,

la altura tremenda de su generación.

 

Un tenor levanta centenares de aplausos,

desafía la seria laboriosidad semanal,

es admirado, elevado en ese instante por la masa,

se desvanecerá en horas, salvo en la memoria.

 

En una noche única de agosto se han conjurado

la luna, la música, la temperatura y el agua;

sobre el bosque de bicicletas aúlla la conciencia del poeta,

el deseo reconvertido en poema.

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Poema 227: Montañas mágicas

Montañas mágicasIMG_20190808_131952

Camino entre castaños y moscas,

la umbría de la pista forestal,

nombres míticos, referencias,

un arsenal de recuerdos superpuestos.

 

Deseo ver el bosque en primavera,

el bosque en otoño,

las castañas fuera de su cápsula espinosa,

el agua corriendo por laderas y barrancos.

 

Veo prados abandonados, frutales olvidados,

terrazas y chozos fuera de uso,

apenas un sendero abierto por los caminantes,

la subsistencia de generaciones ya desatendida.

 

Hoy hollan los caminos los turistas ávidos

de experiencias diferentes, de belleza

de fauna y flora, de los juegos de la luz

bajo el bosque-galería antes de la calbotá.

 

El otoño mágico cuelga carteles,

vende experiencias visuales, olfativas, auditivas,

rescata caminos y rutas ancestrales,

reinventa la luz mágica de la montaña milenaria.

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Poema 226: La vida

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La vida se distribuye en etapas y miedos,

en ciclos de duración diversa y paranoias,

en tics y afinidades mentales,

y se diluye en nostalgia y memoria.

 

Puedes imaginarte un día caminando

por la orilla de una playa azotada por el viento,

experimentar la levedad de tu figura

ante los embates de la galerna.

 

O sentir la fuerza muscular mientras pedaleas

sobre un camino de arena y piedras

que desemboca en el famoso puente de hierro

todo tu cuerpo en tensión vibrátil.

 

Y quizás un día amaneces cansado

y te preguntas por el sentido de tu vida

por quién te necesita o espera algo de ti,

por el hueco mínimo que dejarías en tu ausencia.

 

Entonces, algunos mecanismos cerebrales

pueden soltar sustancias en tropel,

una mezcla milagrosa que regula tu pensamiento,

que conecta con la maravilla vital de tu existencia.

 

El acceso a tu repositorio de imágenes hermosas

atrae sobre ti múltiples vínculos,

un juego competitivo de prioridades,

una suma de cariño y supervivencia esenciales.

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