Poema 509: Malher

Malher

La soprano de frágil apariencia,

–Hera vestida de tul azul–,

resiste sentada, concentrada,

toda la sinfonía.

El desorden aparente del primer movimiento

en el que los cascabeles hacen renacer la melodía,

no permite disidencias en la escucha,

atentos al instrumento solista insospechado.

La coordinación de la orquesta es admirable,

un trabajo de relojería artesana,

para conseguir un maravilloso sonido.

La voz de la soprano coreana surgió potente

en el movimiento final de la sinfonía malheriana,

me hizo imaginar campos primaverales ondulados,

florecillas cual manchas impresionistas,

un corretear por la pradera disfrutando del sol, de las nubes,

de las aguas cristalinas de un riachuelo vivaz.

El silencio sostenido, aun vibrando la delicada voz

en la consumación sinfónica,

logró un instante efímero de misticismo colectivo.

Poema 396: Permanecer

Permanecer

En medio de la belleza, de nubes, de jardines,

luces que juguetean al atardecer,

invitado en soledad, silente, permanezco.

Jolgorio tradicional, quizás ancestral,

días en los que aflora el animal interior,

la tendencia oculta de cada cual:

danza, fuerza, resistencia, risa innoble,

permisividad y desorden.

La introversión oculta un vacío vital,

faltan preguntas e intereses comunes,

sobran ideas de otros colonizando mentes,

cortesía y desperdicio fugaz del tiempo.

No he reorganizado aún el consumo

de vivencias vacacionales en mi mente:

baños fluviales, deporte, risa,

campos inusuales o paternidad fraterna,

una sucesión excelente de bellos momentos.

A veces en un descanso necesario de actividad

aparecen vacíos o desiertos, conflictos éticos,

necesidad de conjugar pensamiento y realidad,

la presión social para no alejarte de la ortodoxia,

el reintegro a la corriente colectiva.

La edad es el chivo expiatorio necesario,

falta de personalidad o pereza,

y la búsqueda del relato virtuoso y alegre

surgido de ciertos vacíos vitales indeseados

y de contradicciones de difícil explicación.

Uno barniza las discontinuidades hermosas

con una pátina mental de gran calidad,

resistente a la nostalgia o al recuerdo,

acabado necesario para poder continuar,

para que la permanencia se disfrace de excelencia.

Poema 316: Vorágine y caos

Vorágine y caos

A veces siento que el mundo va muy deprisa

quizá es una evocación cósmica,

esa velocidad que solo puedo imaginar

del planeta transitando en su órbita solar.

El desorden animado me obliga a improvisar

un toque de la batalla quizás evolutivo

que activa tormentas mentales

sin satisfacción ni tiempo de placer.

En ese caos creativo me afano

en la búsqueda de patrones conocidos,

de mínimas certezas de escalador

sobre las que pueda permanecer un instante.

Miedo, incertidumbre, inseguridad,

catalizadores de procesos de supervivencia

un fugaz detalle que todo lo cambia

alegría o pertinaz hundimiento.

Puede que en la música o en las rutinas

esté el sostén y la guía con instrucciones,

disponer de unos minutos para reposar la luz

aislarte del dolor y de los problemas complejos.

Cuando mi cerebro reconoce algunos asideros

se intenta adaptar sin resistencia fuerte,

libera sustancias que inundan mi rostro de sonrisa

y desprecia por banal toda discordancia.