
Lluvia cantábrica
Monotonía, liquen, torre fortaleza,
proyecto de visitar un museo,
danzan las anjanas en el cielo,
cielo gris, sin esperanza inmediata.
Los espíritus y la desesperanza
vuelan bajo, planean sobre la costa
llena de fractales y musgo,
agua que cae en cascadas bajo el abrigo,
lugar de vida prehistórica.
La humedad comba los libros y la madera,
oxida el hierro y carcome la voluntad,
también hace apreciar de manera infinita
los días soleados tan escasos.
La escritura se hace densa e insoportable,
también la lectura con la baja presión.
Cartarescu quizás no es una buena elección
de prosa para estos días opresivos.
Echo de menos la lumbre y su puchero,
los amaneceres dorados y los ocasos violáceos,
echo en falta la risa sin motivo,
los juegos de palabras ocurrentes,
la luz en mis ojos vivos, inquietos,
plenos de ansia de gozar cada instante.
Monotonía y volumen monocorde
en tejados gris pizarra de reflejo celeste.


