Poema 335: Ruido

Ruido

Oyes el ruido de un avión y piensas

ya están aquí.

Vibran las grúas al paso invisible.

El terror de la especie.

Una mujer corre y eso un detonante.

Corren decenas, cientos, miles, corren.

¿Hacia donde corren?

Vives en una jaula que simula libertad

pero el ruido que te taladra los oídos

te recuerda tu dependencia.

Entonces tomas consciencia de tu cuerpo

miras tus manos, las conoces,

te gustan, es un consuelo que sigan ahí.

Piensas en tu rostro bronceado

curtido por los años.

Parece que puedes sentir tus dientes,

cierras la boca para comprobar que están ahí.

Has vivido y disfrutado, ves el camino detrás de ti.

Sientes que te faltan algunos abrazos

y que el tiempo se ha detenido.

Silencio.

Poema 130: Hojas amarillas

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Se cayeron las hojas de los árboles

antes del otoño,

torrentes horadaron la tierra,

dormiste dos días seguidos,

al despertar el polvo no dejaba respirar.

 

En el cielo atronaban aviones invisibles,

el ruido que emitía la radio

parecía la radiación cósmica de microondas,

hojas de papel volanderas

cubrían las calles, vacías de color.

 

Sombras humanas cruzaban deprisa,

embozadas y siniestras,

te sentías observado por ojos diferentes,

una luz intensa unía el día y la noche,

confusión y terror, quizá no estés vivo.

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Poema 75: Terror

 

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                         Terror

En los silencios donde nadie duerme,

allá donde los lamentos nadie escucha,

en el lugar en que las barcas pasean

barqueros entoldados de ritmo lento

e infinito, hay gritos ahogados

solo aptos para hipoacúsicos inertes.

 

En medio del sueño, un coro de gritos,

puertas indistinguibles, estética de manicomio,

luz estroboscópica, aullidos, un ritmo

conocido presente en tu cerebro,

heredado de tus ancestros paleolíticos.

 

Una voz susurra en la madrugada,

ignoras su procedencia, radio automática,

la voz penetra en tu duermevela

exige su presencia en tu cerebro,

dispara alarmas que creías olvidadas.

 

Y de repente, ya nada suena,

tu cuerpo ha perdido su peso,

ingrávido sientes inmovilidad completa

en tus extremidades; un color

pugna por apoderarse de todos los demás.

 

Una imagen, una.

Va nublándose, se desenfoca,

pierdes la señal.

Fuera de ti.

 

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Poema 54: Nueva York, Madrid, Londres, París

Nueva York, Madrid, Londres, ParísIMG_20140813_005053


Un pájaro sobrevuela la ciudad vacía,
el murmullo está encerrado tras los postigos,
no es el Cid camino del destierro,
los fusiles han cesado su siniestro tronar.

Coordinación y muerte. Consternación,
el deseo de muerte convertido
en la muerte deseada,
el terror del azar, meteorito no monitorizado.

Una ciudad escaparate, soldados,
las guerras han camuflado su estampa,
dolor de unos cuantos, terror de muchos,
algunas voces serenas, no muchas.

Velas, oraciones, símbolos, catarsis
desesperadas, miedo y vacuidad,
bajo la niebla del paisaje uno olvida
la cronología, la historia y trata de sobrevivir.

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