Lentitud
El lujo no es la velocidad si no la lentitud,
la ausencia de prisa, un paseo en bicicleta
acompañado por tus hijos,
las pequeñas cosas de la vida detenida
en la que todo se ha apreciado mucho mejor.
La feracidad de la primavera que solo traía el viento,
o el ruido de voces en una terraza de verano,
son las sorpresas ocultas que no estaban
en el radio que alcanzaban tus sentidos,
esa bola de la que no te has movido en tantos días.
Extraer quirúrgicamente las preocupaciones
del centro de tu procesador de ideas,
convertir esos huecos en banalidades cotidianas,
es la tarea del psicoanalista en estos días
ahora que el mundo se mueve otra vez tan deprisa.
Otra vez se me escapan los libros entre los dedos,
los días se acortan irremediablemente,
el cansancio se apodera de todas mis neuronas,
la belleza de la estación solo me roza al pasar
y los números crecen hasta ocultar la puesta de sol.