Poema 672: Tres saludos a la ventana en la despedida

Tres saludos a la ventana en la despedida

Cada mañana vuelan sin libertad

esclavos de la hora, del tiempo estructurado,

de un aprendizaje ascendente en la estabulación.

Tres saludos a la ventana o uno austero e insomne,

el legado educativo de un acompañamiento paterno,

rutinas de sostén y confianza.

Ella taconea segura, marca la línea recta de la prisa;

él se esconde bajo una capucha anónima,

rearma su dispositivo móvil y camina con fuerza

pese a la apariencia de indiferente levedad.

Algunos días transitan en paralelo

hermanados por el camino y las circunstancias,

despiertan la sonrisa del observador en la ventana

y completan un hábito placentero.

El espectador predice los giros de cabeza automáticos

mientras de forma poética absorbe la luz auroral,

la escarcha de los amaneceres helados de noviembre,

el color maravilla del ocaso de los plátanos ornamentales.

Minutos más tarde, finalizado este poema,

el autor recordará los saludos rituales de esos adolescentes

al paso veloz de su vehículo por el templo educativo:

ahí está el núcleo de mi felicidad–, se dirá de forma ampulosa,

esclavo a su vez de cumplir decentemente con su faena.

Poema 349: El Camino

El Camino

La lluvia resalta la belleza del otoño,

brillan las hojas,

las agujas marrones del pino

resurgen cobrizas en el suelo,

solo la música rivaliza en belleza

desde el interior del automóvil.

Cada mañana revisito mis obsesiones:

la fugaz visión del río y su cauce salvaje,

el bidón en el que arden maderas en el aserradero

antes blanco, y renovado y ya quemado,

la casita con columpios en medio del pinar,

lo que yo llamo, pretenciosamente, tierras altas,

unas glicinias que asoman por un balcón

igual y distinto a los otros en una fila de cuatro

casas iguales y distintas.

Millones de sinapsis se cruzan en mi cerebro

en medio de todos estos hitos observables:

una sentencia, una estadística, una noticia,

el enfoque y los minutos iniciales de la clase

que impartiré dentro de unos minutos.

El camino es un ritual presente cada día

una forma de estar en el mundo con la seguridad

de una cierta inmutabilidad mientras todo cambia;

anclajes de seguridad mientras sigo escalando.

Poema 185: Déjà vu

Déjà VuIMG_8374 (2)

No has visto nada, solo eres un aroma de luz

en un desierto calcáreo.

 

El blanco de tu vida amenaza los ojos

de otros viandantes.

 

Caminas con el paso fuerte del que posee salud,

solo renqueas en la intimidad de la noche.

 

Una luna aún espeluznante, amarilla profunda

hacedora de sombras, es cómplice del viento.

 

Sopla sobre el decorado, mas tú sostienes inmóvil

la pose de la artista desnuda en su kimono.

 

Las velas no proporcionan ya sombras dinámicas,

penumbra y goce.

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