Poema 306: Dejo constancia

Dejo constancia

La vida nos ha deparado un año extraño,

nada nuevo en el devenir histórico humano:

pestes, guerras, epidemias, barbarie,

la constatación de nuestra evolución inteligente,

ahora capaces de afrontar desastres globales.

Hemos revalorizado pequeños gestos cotidianos:

besos, abrazos, miradas, el aire libre,

la práctica docente sin barreras espaciales,

comidas, cenas, celebraciones,

un asomarse al balcón al anochecer.

Música, libros por leer, un acopio de cultura,

de evasión, de creatividad en tiempos difíciles,

ejercicio y más tiempo para disfrutar en familia,

son oportunidades recuperadas durante el confinamiento.

También poder respirar sin mascarilla en un bosque,

o escuchar el canto de los pájaros

en una avenida vacía de vehículos sonoros.

La banalidad de muchos actos cotidianos

se ha presentado como una visita inesperada,

engaños y trampantojos, estrellas del deporte

auténticos monstruos ineptos y acaudalados,

tantos objetos innecesarios en el día a día.

Una cierta comunicación inteligente y los equilibrios,

la información que llega desde múltiples ángulos,

las palabras obscenas interesadas en crear opinión,

insultos de desalmados con suerte evolutiva:

dejo constancia de todo eso en este año tan mortífero.

Poema 305: Espiral

Espiral

La vida es y fue dura en otras esferas, planos, estructuras.

Nadie parecía saberlo desde dentro.

Quien lo ha podido contemplar desde una comodidad exterior

(cine, libros, Historia)

puede creerse más sabio o más afortunado,

tal vez más rico,

pero está en su propia muñeca rusa,

en una esfera exterior de un juego que parece infinito.

La espiral de gente agarrada de la mano

simboliza ese avance de que no todos participan,

esa luz colorida, iluminada por la ciencia,

ese sostenimiento gozoso de la vida,

más frágil de lo que les parece a algunos,

más robusto de lo que sospecha la mayoría.

El optimismo es una medicina vital incomparable,

una energía, combustible, impulso mental,

la forma de abordar problemas y buscar soluciones

mientras se avanza y se decide y se yerra,

un grano de arena bullicioso en un devenir incierto.

Crear es dotar de movimiento y de necesidad,

alentar y sostener,

mantener una nube de ilusión en el presente de cada cual;

también expandir la capacidad de observarnos,

de comparar y olvidar por momentos la crudeza del entorno.

Poema 304: Polígono semiurbano

Polígono semiurbano

Las crisis del ladrillo más la pandemia

han llevado al polígono semiurbano a la ruina.

Permanecen las fachadas, como en la canción de Mecano:

la cara vista es un anuncio de Signal,

la cara oculta son cristales rotos,

okupas que pasan frío, ratas, maleza y desorden.

Hay cables que se cruzan aquí y allá,

Suciedad, muchas gasolineras sin que nadie las atienda.

Algunos atisbos de esperanza:

un cielo sacado de una película americana,

talleres, un rocódromo, dos hipermercados.

La ruina es el paraíso del fotógrafo

acostumbrado a flores y los colores del otoño.

Imaginas una chabola de madera

oculta en el edificio sin cristales,

sombras que se mueven en busca de electricidad,

un atlas de pequeños paraísos efímeros,

dolor y resistencia,

quizás los más preparados ante un desastre mundial.

Tratas de no verlos, como ocultas a tu mirada

las miles de cucarachas bajo la tarima impoluta

del suelo de tu casa.

Cuelga la ropa tendida en una cuerda catenaria

allá donde reverbera la vida.

Las sombras viven una Navidad diferente.

Poema 303: Ajenos

Ajenos

El operario que quema la madera cada mañana

es totalmente ajeno a la alegría

que provoca en mí el fuego en el bidón cortado,

la llamarada en medio de la niebla,

una guía en la ribera del Duero,

un símbolo en el viaje estructurado.

Una señora solitaria lanza piedras a las urracas

que picotean alegremente en la pasarela

para poder pasar por allí,

ajena a que es observada y juzgada como demente

por dos matemáticos corriendo por el canal.

Ajeno era el trompetista que da titulo al blog

cuando en una pradera junto al río Órbigo

interpretó su tractor amarillo,

ensayó su mejor saludo al auditorio natural vacío

y se fue en su Renault ocho derrapando.

Ella, ya entrada en años y carnes, espera,

mascarilla bajada, mirando sin mirar a la pared,

en medio de una calle anodina

a ser recogida por un coche tan verde oliva como ella,

ajena a la mirada del paseante con periódico.

La pareja mundana y atractiva, saluda efusivamente

a sus amigos, en la puerta del bar recién reabierto,

tiempos navideños icónicos,

olvido pandémico y ansia de vivir

conforme a los estándares de éxito evolutivo.

Poema 302: Funeral

Funeral

La muerte me conectó de nuevo con mi infancia,

con mi adolescencia,

con mis raíces.

El cielo parecía transmitir el desgarro y el frío

que la pérdida dejaba en los presentes.

Nubes deformes, colores de una agonía solar

sobre campos recién sembrados frente al cementerio.

El viaje a mis orígenes me regaló un disco:

Carestini el castrati,

la voz de Jaroussky, pura técnica vocal y bondad.

Mientras conducía por serpenteantes carreteras

evocaba otros viajes en soledad hacia la muerte,

la belleza del contraste con la tristeza,

los meses húmedos de campos baldíos y desiertos.

Fui consciente del regalo que deja en los vivos un funeral:

aprehender cada hierba, cada color, cada sonido,

la consciencia de lo efímero que será todo eso;

y al mismo tiempo, un homenaje al difunto,

el recuerdo amplificado y la desolación y el vórtice

que deja en sus seres más queridos.

La sustancia del funeral es la compañía,

fuerza de unción de voluntades, presencias silentes

capaces de unirse en atmósfera protectora.

Después esa energía se canalizará como consuelo.

Poema 301: Ola de frío

Ola de frío

El Papá Noel hinchable de la puerta del chino

se inclina con el viento del norte

llegan aires de nieve, la primera borrasca del invierno,

una pátina gélida que cubre las calles desiertas

por la pandemia y el toque de queda.

Centros comerciales cerrados, bares cerrados,

los mismos imbéciles desafiando las normas;

los más listos, los que tienen derecho a todo

a cambio de nada

llevan la mascarilla a modo de disfraz.

Llevo una vida modélica en las redes sociales,

blanca, atractiva, bella,

basada en dotar de continuidad a instantes hermosos,

a no pensar demasiado ni ser extremista:

hoy he fotografiado el ocaso, ayer el frío matinal.

Puedo sostener ideas e intuiciones,

transmitir una opinión creada por fuentes matemáticas,

entender que el frío en estas fechas y latitudes

siempre existió

pero ahora sorprende por su salto en el registro térmico.

Me equivoco y apuesto y me sigo equivocando,

soberbio, tiendo a pensar que son errores corregibles

en el largo plazo,

fallas de un sistema de pensamiento elevado pero no perfecto,

la razón de la sinrazón de una vida gélida de estudio.

El Papá Noel hinchable del chino, al que desprecio,

me da una lección de humildad:

soporta el frío, la pandemia, a los imbéciles que beben Monster

mucho mejor que yo,

renegado por la correlación entre costumbre y contagio.