Poema 637: La caída

La caída

En el momento más anodino acontece

lo inesperado,

ves pasar tu vida, no antes ni durante,

después.

Imaginas tu hueco vital, el desorden

Se acabaron mis problemas–, dirás

mientras evalúas los daños del vuelo ciclista:

el casco con la visera colgando,

las rodillas ensangrentadas, el labio,

un guante desgarrado, los nudillos en carne viva,

nada roto, ¡a galopar!

El efecto del pedaleo irriga la rodilla y desinflama,

menos mal que no te he atropellado–, dijo el conductor.

Reconstruyo las imágenes, la ausencia de sonido

de un vehículo demasiado veloz,

la compasión de los espectadores, la frontera

con un futuro inexistente,

el acto reflejo de clavar el freno delantero erróneamente.

El relato variará en intensidad y coloratura

tras la improvisada ducha y la auto terapia.

Los cactus del camino me distraen un instante

antes de llegar de nuevo al lugar del percance.

He sobrevivido con suerte en esta mañana de verano.

Poema 470: Restos de poemas

Restos de poemas

Ya no amanece durante el viaje,

la lluvia se ha instalado en lo cotidiano,

esa sensación de fugacidad permanece:

cada evento se anuncia y llega y se olvida

a imagen y semejanza del noticiario

elaborado según intereses económicos

que solemos pasar por alto.

Los balances de los bancos son escandalosos:

cincuenta millones diarios,

contrapuntados por vagabundos en los cajeros

mientras se discuten migajas en horarios laborales.

La mancha que cada uno deja, –Philip Roth dixit–,

es proporcional a su deshumanización:

cadáveres, guerras, xenofobia, ignorancia,

las plagas bíblicas actualizadas.

El aprendizaje es una luz, una lucha, una oposición,

cada cual lo comprende con intensidad diferente,

belleza, angustia, la agonía de los días, la edad,

esa felicidad que duró un verano inconsciente.

Se multiplican las protestas y han perdido el relato,

pero el pueblo elegido por su dios ataca,

se venga y la vergüenza política es tal

que hay que ocultarla con miles de muertos.

Llega el otoño con la lluvia, colorean los árboles,

viento, agua en los ríos, la comodidad del hogar

para los afortunados primermundistas.

Siempre hay dudas, resquicios e incomodidades,

esas que se silencian en nuestra imagen externa,

la lucha diaria por renovarnos, por soportarnos.

En la mirada está la clave del relato,

también en los silencios y los benditos recuerdos,

en el papel estelar o miserable que cada uno se otorga.

La psicología acabará por revelar los mejores hábitos.

Poema 205: Contradicciones

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Las palabras muestran u ocultan,

sugieren caminos,

usan su libertad en el cerebro de cada cual,

expanden o contraen,

son rigurosas o poéticas,

se acompañan de música o de silencio.

 

Deseas soledad y el mágico recitar

del Cántico Espiritual a la luz del ocaso,

mas a un tiempo necesitas el barullo

caótico de los niños.

 

Urdes una historia de tres páginas,

la revisas y la encumbras en tu imaginario,

deseas pertenecer a ese mundo ficticio

en el que introduces amigos, roces cotidianos,

al mismo tiempo que te anclas a la vida real.

 

I need you, I don’t need you,

canta Leonard Cohen ya desaparecido,

su voz te embriaga de gravedad,

más de cuarenta años después

esa letra se encuentra con tus nudos

los traspasa y te deja desnudo y confuso.

 

Las palabras prometen e insuflan

valor o desesperanza,

crean mundos y los derriban

provocan lágrimas o comunión sublime,

son llave y veneno,

prosodia mágica de ascenso místico,

nexo y engarce de planos disímiles necesarios.IMG_3416 (1)

 

 

Poema 95: Personaje feminista en busca de relato

Personaje feminista en busca de relato img_20161104_160458

Miasmas, escorrentías, llueve

hojitas amarillas bajo el árbol mágico,

se ha renovado el aire

y el personaje crece y busca su salida.


Rueda como una bola de nieve,

se enriquece, absorbe aquí y allá,

se nutre de cada conversación

de cada idea filtrada por la razón.


Ella tendrá su visión del mundo,

sus expectativas, sus miedos,

caminará sola sufriendo miradas

machistas humillantes.


Despreciará la cómoda insensibilidad

ignorante o la tolerancia pasiva

de sus congéneres, luchará por su libertad

social y su idea de sí misma.


Deseará y será deseada en igualdad,

leerá e investigará los motivos seculares

de su yugo religioso y comunitario,

florecerá su sexualidad sin límites.


Ella continúa definiéndose cada hora,

en paralelo decenas de relatos la rozan

o llaman con insistencia: amante, asesina,

guardiana o directora de orquesta.


Llueve, todo se renueva, el peso

de las hojas de los árboles es incalculable,

camino sin paraguas, sostenido por la imagen

de mi personaje en busca de su relato.

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