Poema 326: Mariposas en el mar

Mariposas en el mar

Huele a verano, se afanan los nudistas

por absorber el sol.

Permanecen los islotes golpeados por el mar,

una familia celebra un cumpleaños

después de mucho tiempo

frente a la vaquería idílica salvo por el olor.

Las hormigas predicen la lluvia en veinticuatro horas,

huele a flores en el sendero de los acantilados.

Los cuerpos se muestran en su apogeo o decadencia.

La marea ha subido y hay poca playa al este.

Mariposas del Cantábrico liban y colorean los tojos,

nada predice ningún desastre.

Poema 284: Despojos del mar

Despojos del mar

Ha llovido y la playa nudista está desierta,

el mar ha dejado sus despojos en la orilla:

una bota de fabricación irlandesa,

trozos de madera quemada, algas, hierba,

una pata de mesa de hierro oxidada.

El agua tiene un color que no invita al baño;

indeciso, permanezco sentado en la arena,

todo lo miro, el verdín de las rocas,

el cielo amenazante y plomizo,

la pareja de adolescentes que juguetea, cerveza en mano,

hasta desaparecer en las dunas.

Algunos bañistas han almacenado palos

en disposición cónica,

que invita a la hoguera en noche de luna llena;

aún no han podido mover el enorme tronco

varado en medio de la playa.

El mar copula con las rocas y las convierte en arena,

no hay gaviotas planeando,

quizás una solitaria se atreve a posarse en una roca,

otra vigila desde lo alto del acantilado,

el mar es una masa que la luna mueve a su antojo.

La playa veraniega es un ensueño turístico,

esconde plásticos, madera, botas y desperdicios;

las olas son un placer enorme para el baño,

apenas hay animales que puedan amenazarnos

en ese decorado que solo atisbas durante unas horas.

Poema 225: A mis cincuenta y uno

A mis cincuenta y unoIMG_20190724_093839

A los casi cincuenta y uno,

mis ojos hoy son del color del mar,

la playa está atestada de cuerpos

desastrosos o cuidados hasta el extremo,

y las olas superan mi altura.

 

El placer de los sentidos es enorme:

ruido y furia de los embates marinos,

el viento suave que roza mis mejillas,

el olor del yodo y de la sal,

los colores y reflejos hasta más allá del castillo.

 

Mi lugar de observación es una clave,

la forma de centrar el hormiguero-playa,

el lugar que ocupo en este intervalo de tiempo

tan minúsculo, reptil-ave-sapiens,

orden y moda, antes de apocalipsis y nada.

 

A los casi cincuenta y uno repaso otras playas,

otros mares, algunas ensoñaciones superadas,

revisto mi memoria de placeres y dudas,

de fuerza y energía, de alguna extravagancia,

mi lugar en el mundo es el que tengo ahora.

 

Soy suma y detalle, soy emoción y burbuja,

constructor de versos, miradas y luces,

soy un tobogán de autoestima difícil de predecir,

permanezco inmóvil en momentos oscuros

para volar libre con la brisa marina favorable.

IMG_5181

 

 

 

Poema 177: La Torre del Puerco

La Torre del Puerco IMG_20160725_220931.jpg
Todo el mundo conoce la Torre del Puerco,
algunos dioses copularon aquí;
la vista desde arriba es un infinito arenal
bañado por un Atlántico irritable.

Cuando los dioses eran jóvenes,
llegaban en bicicleta a bañarse
en las largas tardes de primavera
hasta que agotados brindaban un cigarrillo
al enorme y anaranjado sol poniente.

Se divisan manchas oscuras en el agua,
deben ser surferos esperando su ola,
si fueran inmigrantes, nadie iría a socorrerlos
interrumpiendo sus merecidas vacaciones.

La metafísica del veraneante crea nubes
de ideas y proyectos;
afortunadamente la brisa despeja el cielo
y las mentes vagan vacías chapoteando en la orilla.

Los cuerpos no son atléticos,
el bienestar destroza hábitos y costumbres,
algunos corren con la referencia de la torre,
los más miran a los niños afanados en sus castillos.IMG_20180717_130412

 

Poema 104: El sol tiene frío

El sol tiene frío

img_20170101_120802

El sol tiene frío,

y algunos corazones.


El mar truena, blanca espuma,

ácaros en la arena,

imperceptibles, silentes…


Ansías permanecer aquí sentado

al sol matinal del año nuevo,

huir hacia el hedonismo

del poema que estás leyendo.


Todo te retiene, apenas el aire

llega a su destino,

hora, minutos, voces,

tu propia inquietud.


Estás en el mundo, conectado

a redes sociales,

eres una sucesión de fotos

divergente, playa solitaria.


Tanta luz solo para ti.


Se acaba el tiempo propio,

regresa o permanece

en tu soledad angustiosa.


Algo parecido a la felicidad.

img_20170101_121726

 

 

Poema 76: Caricias

                   CariciasIMG_20160501_180549

La caricia de la chica, mirando al mar,

el sueño reparador de esa mujer un martes

tumbada en el asiento delantero del coche,

la diosa sexagenaria desnuda en la playa:

cuerpo de mujer, esencia del mundo.

Envidia de esa mano repleta de caricias,

de la seguridad de un sueño en público,

del paseo nudista bajo el pelo plateado.

El azar te hace contemplar escenas ajenas

que no son para ti, mirada poética,

búsqueda de belleza, insondable observar:

unas flores o el cuerpo inmarcesible

que esquiva las frías aguas del Cantábrico.

Ella, recién estrenado su carné de conducir

observa con pasión el rostro amado,

lo sondea con sus manos, lo envuelve e hipnotiza.

Melancolía de la edad, tesoros gnómicos

escondidos en los pliegues de mi cerebro,

flores amarillas de los tojos espinosos,

el azul reverberante del mar en mis ojos,

un olor a hierba que emerge de los prados,

el viento ondulante sobre mi cuerpo desnudo,

la novela centrífuga que leo en la playa;

todo eso me hechiza y me conforma,

define mi deseo, lo moldea y expande,

maravilla y fuente de vida, luz propia.

IMG_20160430_144341