Poema 644: Las olas compartidas

Las olas compartidas

Las playas asturianas tienen nombres míticos,

Playa del Silencio, La Caladoria, La Concha de Artedo,

igualan al arrojado y al tímido,

los convierten en guiñapos arrastrados por el mar.

En medio del fragor sonoro del oleaje

aparece un rostro reconocible y amigo,

la confianza de poder atacar juntos los terribles embates,

el disfrute tras cada revolcón marino.

En esos instantes en el agua no existe antes ni después,

el olor de la sal y el yodo, la alerta continua,

la posición del resto de bañistas o de algún surfero

centran toda tu atención.

Nadar y tenderse boca arriba tras atravesar la ola,

sonreír al grupo que te rodea,

verdeazul-sonoro-táctil-salado,

ya nada importa salvo la cumbre momentánea

y enseguida, saber que ese instante es irrepetible.

Compartir las olas activa sentimientos de pertenencia

establece pequeños vínculos anímicos

seguramente etéreos o sumativos en el largo plazo impredecible.

Los días míticos se suceden cual motas puntillistas,

comunican las crestas de las olas compartidas

con otros momentos estelares veraniegos pasados

creando un subconjunto de amistad de alto valor emocional.

Poema 562: Emocional

Emocional

La mirada es tu estado emocional,

un cóctel de deseo, de cariño, de ilusión,

una sensación física de bienestar,

esa luz que ha despertado en ti un poema

una canción, un podcast,

un hilo del que has tirado y estirado.

El peso de la apisonadora cultural

aún no ha podido contigo,

ni siquiera las noticias de la injusticia,

de la barbarie, del dolor, la tiranía y la guerra.

La esperanza es un bien volátil, ligero, inestable,

una combinación de experiencia y autoestima,

de la seguridad que cada cual posee de sí mismo.

Transitas por una sima o por un valle

despreocupadamente, evitas mirar hacia arriba.

Allí están las cumbres, la libertad del viento,

el instante, –igual al anterior y al posterior–

en el que, seducido por la brisa, te crees libre,

infinito, eterno,

tan perenne como las agujas de los pinos

que has rebasado al ascender.

Debes tener fe en los ciclos vitales,

en que tras los valles hay montañas

y desde allí se divisa el orbe que crees poseer.

Tu única guía es esa luz interior tan ingenua.

Poema 555: Emoción: Voces radiofónicas

Emoción: voces radiofónicas

Historias que llenan de belleza la mente

y de ilusión el espíritu:

Almodóvar en el festival de Donostia,

Joni Mitchell en la voz de Use Lahoz.

Se eriza el pelo de los antebrazos,

entra en tromba el deseo de leer,

de visualizar, de tirar de hilos eruditos,

de escuchar canciones o ver películas.

Las voces radiofónicas son preciosas,

evocan rostros que no conozco,

personalidad, carácter, tolerancia,

la intensidad con que hacen su trabajo

y, –al igual que el arte–, transmiten emoción.

La cultura sobrepasa y silencia la noticia,

la desgracia que tantos adeptos tiene,

el cúmulo de desastres humanitarios

pobladores de audiencias millonarias.

Inflexiones trabajadas, mucha labor previa,

estudio infinito y profesionalidad,

la creencia pura en la divulgación seminal,

en todo lo que nos humaniza y eleva.

La sutileza tiene cabida al igual que la ironía,

costosas construcciones paso a paso,

un oasis diario repleto de sorpresas y hermosura.

Poema 464: El lento amanecer

El lento amanecer

Un día a la semana, –los viernes–

me es dado contemplar el amanecer,

la lenta conversión de la luz,

violeta, anaranjada, azul,

la magia tantas veces sentida,

el frescor en medio de este veranillo.

Acontece en mi interior.

Paso semanas rutinarias, oscuras,

un peso en medio de mi equilibrio,

dados que se lanzan para decidir

cada pequeño acto, ya montaña,

bifurcaciones inevitables y consuetudinarias.

Amanece tras un abrazo,

o una espiritualidad en forma de mensaje,

lento, emocionante, lágrimas y renacimiento.

Se consolida el día en una cópula de luz,

vibrante, calurosa, cariñosa,

el apego a la vida,

el ansia desmesurada de disfrutar hoy, ahora.

La piel absorbe la luz como absorbe los besos,

siente la emoción primigenia,

guarda un impactante silencio.

El juego lumínico y la voz en directo

que susurra Moon River con una guitarra,

acaban de inaugurar la hermosura del día.

Poema 403: Música india

Música india

Han viajado miles de kilómetros

para tocar en una ciudad pequeña

alejada de los grandes centros culturales,

una ciudad que tiene una orquesta sinfónica

y fábricas que alienan a sus trabajadores.

Se miran con sus rostros no agraciados,

parecen discutir por los gestos de sus manos

enfrentados en la tarima

mientras el maestro del violín improvisa.

La nota de color la da una jovencísima mujer:

vestida de rosa intenso acaricia imperturbable su tanpura;

Shreya Suresh da continuidad a todo el conjunto

más allá de la improvisación de las tablas y el thavil.

El doctor Subramaniam concita todo el interés;

con movimientos pausados y enérgicos dirige sin titubeos,

eleva el ritmo, introduce con un gesto el morsing

o inicia un diálogo triangular con sus músicos.

De forma didáctica, en un inglés que apenas comprendo,

informa sobre su técnica de improvisación

y agradece la celebración,

 del septuagésimo quinto aniversario de la independencia india.

Poema 93: Se han ido

                Se han idoimg_20160930_195758

Cuesta pensar que a algunas personas

no las verás ya cada día.

Sonrisas, ojos inquietos o audaces,

fervor en lo que instalan su mirada.


No se han ido, mas ya no están para ti

o tú no estás en su plano temporal.

Cuesta entender tu simplicidad compleja

las causas ocultas tan nimias

el proceder alegre o enfangado,

la ilusión motriz de cada instante.


Hay poetas que cantan el olvido

hay quien sostiene el equilibrio

en la alfombra mágica del tiempo.

Hay quien empieza a estar

cuando se ha ido y vuelve -eterno retorno-

y se aleja conforme las estaciones

mimetizan su color.


Tinieblas en un mundo caótico

sobre el cual surfeamos sin fin.

Crestas, olas y heroicidades

la paciencia del mar en calma,

frío y calor en corrientes invisibles,

un neopreno en la piel curtida.


Más vida, más complejidad emocional,

una simple metáfora dura un instante,

permanece en el viento entre dos sinapsis,

la vida sin embargo golpea una y otra vez,

se encoge y elonga, sonríe,

trastabillada avanza, seduce y colma.


Se han ido pero permanecen idealizados,

regresan, saludan torpemente,

crecen siguiendo caminos que sugeriste,

quizás guarden en su magín una palabra

o la idea más inesperada,

un gesto o una mirada de esperanza.

img_20161002_132545