
Destellos
Destellos de felicidad, verdor, despreocupación,
de una vida intensa en la naturaleza,
pura ficción:
estás en un relato impresionista
en el que tú construyes con tu conciencia la historia,
limas y descartas, minimizas el mal tiempo
o las carencias y el aburrimiento.
También el dolor.
Sobrevaloras la soledad, pagado de ti mismo,
lleno de una salud que no durará mucho.
Sin embargo esos destellos tienen consecuencias,
han sembrado dudas teóricas y duendes silenciosos
hacen un trabajo constante de zapa ante la fealdad,
la prisa, las prescindibles acciones de cada día.
Vano caudal de luces y canto de pájaros,
asombro ante la belleza de la jara en flor,
fotografías de un intenso verdor primaveral,
un baño en aguas frías, puras, cristalinas,
diluidas por el tiempo voraz y veloz,
ese que vas a gastar rodeado de ruido,
de una nube tóxica invisible cuando estás en ella.
La conciencia tapa y adormece, ensalza y eleva
las necesarias acciones para la supervivencia
en un medio social hostil con apariencia protectora.
Solo los destellos del arte, de la poesía, de la música,
te mantienen erguido y con cierta esperanza futura.
