Duerme la ciudadIMG_4312

Duerme la ciudad, silente, detenida;

se hace aún extraño abrir la ventana

a la noche fresca ya de primavera

y no escuchar el ruido de los coches.

Se escuchan chirridos metálicos

que no consigo identificar,

imagino pájaros enjaulados o una veleta

que gira con el viento.

La noche se ha vuelto turbia,

el entendimiento opaco y la brisa

del pesimismo absorbe la energía restante.

Nada queda por hacer, salvo esperar,

contemplar el silencio.

El flujo de comunicación es gris oscuro

y una extraña emoción me oprime el pecho,

nada nos falta y todo nos es superfluo.

En la balanza del confinamiento se pesan

los libros con los paseos limitados,

la música con el aroma del campo.

Descansan las conciencias

tras todo el día chateando,

millones de conversaciones tal vez banales

se retuercen en las ondas invisibles.

La música de Copland me va sumiendo lentamente

en el sueño del que despertaré con júbilo en la calle,

victoria contundente o precaución respiratoria,

aún es pronto para vislumbrarlo.

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