Un día idílico
Acontece que todo lo quieres realizar,
el agua pura y cristalina
la marea baja y el fondo arenoso
verde, verde, verde de toda tonalidad,
cuerpos desnudos,
ansia de aire, luz, sol,
capturas fotografías sin medida,
no haces prisioneros,
simulas libertad durante unos minutos,
un baño con prisa entre las algas al anochecer,
la mirada perpleja de los confinados,
el libro en el que posas los ojos
pero no procesas más allá de unas líneas,
todo es provisional y nada te pertenece,
rozas la maravilla sin penetrar en ella.
Dulce día de julio,
sed de la ebriedad de la brisa,
de la mecánica del paseo y el olor
a ráfagas fugaces de polen y hierba de los prados,
arena y sal en la piel,
terapia y placer,
el conocimiento y la pausa
en días de madurez que evocan tu infancia.