
PRAE
En un cierto momento, todos los equilibrios
pueden desmoronarse
por la caída de una hoja seca del árbol.
Y esa luz, ese filtro entre nubes
que llevan toda la tarde soltando agua,
esa luz puede quemar las pupilas sin brillo.
Los niños juegan divertidos con los cangrejos
atrapados en el canal;
hay fruta didáctica que se resiste a madurar,
plantas aromáticas exhalando su perfume tras la lluvia.
Allí has hecho fotos magníficas, irrepetibles,
ahora caminas indeciso y desnudo sin una cámara,
incapaz de fijar la vista en cada detalle,
consciente de que tu propio ánimo
construye la visión de la naturaleza
la vuelve anodina o fascinante,
consciente de que caminas por inercia
cuando cada paso que das es una maravilla mecánica.
Cae el agua de un riachuelo artificial
en este pequeño paraíso, oasis urbano,
con una sonoridad relajante.
Pequeños animales y plantas sostienen
un equilibrio inesperado
en un lugar fuera del mundo mercantilista.
