
Imágenes, belleza cotidiana
Incluso en los días oscuros
puede surgir la belleza cósmica,
el olor del otoño al pisar las hojas secas,
una instantánea del río entre los árboles.
Hay que mirar afuera, olvidar tus conflictos,
dolores, enajenaciones, fracasos,
elevar la vista al cielo casi siempre es estimulante.
La cúpula se alza de nuevo majestuosa,
trece metros de altura, liviana y traslúcida;
es un momento único, –me digo–,
mientras leo al menos una página perturbadora
de La Vegetariana.
Belleza, cultura, historia, algunas rutinas
se oponen al dolor, al cansancio,
al lento decrecer de los días novembrinos,
cuando el mundo parece abocado al extremo
en el que no te encuentras tú.
Eres una hormiga obrera más, un instante
en los eones etéreos del universo,
con el único objetivo de fluir sin memoria
y sin embargo deseas aprehender cada átomo
cada partícula aromática que puedes oler,
cada instante que puedas convertir en belleza.




