
Una bomba de información
Una bomba de información, destellos
de inteligencia, de ética, de venganza,
el teatro de las emociones,
sexo, integridad, subordinación,
toda la ciencia al servicio de un objetivo:
ecuaciones, ideas, explosiones,
cierta integridad y la vida que pasa.
No se rompió nada y los agoreros
llenos de voces y sin complejo de ignorancia
siguen gritando al paso de las cabalgaduras.
Cierta toxicidad por acercamiento
acecha en cada una de las profesiones,
también el barrido de todas las emociones,
lo conveniente serio y la risa inconveniente,
la lujuria y la aparente pasividad desganada.
En estos días de julio resurge la luz,
pareciera que ciertos finales felices son posibles
en el espectro cinematográfico;
tiempo de música y películas y algunas lecturas,
el conocimiento y la pasión en la misma cesta,
la risa, la alegría contenida, el silencio
sobresalen entre la multitud caótica y democrática.
La euforia estadística se desató antes de tiempo,
lo justo para que la luz alumbrase la necedad,
el vacío informe del teatro de marionetas
en la que una suma de ventrílocuos
desacompasaron los movimientos del muñeco.
Los hitos de una vida se escriben al vuelo:
un surrealista solo de trompeta,
el vuelo en globo que siempre quisiste hacer
o el viaje a ninguna parte en bicicleta
en los albores del verano por tierras despobladas.
No hay nada nuevo en este rincón del universo.


