Castillos del mañana
¿Cuándo se construyó esta casa?
La memoria se apaga y una zona oscura
desaparece con cada muerte:
todas las construcciones mentales elaboradas
durante una vida de experiencias y testimonios,
desaparecen.
Escuché batallitas de tercera mano sobre la guerra,
tan alejadas de la realidad como yo pueda imaginar,
me sumergí en recuerdos que no eran míos,
y ni siquiera puedo ya contrastar lo acontecido.
Millones de páginas escritas
y un gran vacío en el conocimiento del pasado:
quién mató a quién, quién fundó y quién dilapidó,
cómo de forma aleatoria el presente es así.
Se arreglan fachadas y cambian las propiedades de mano,
cada cual blanquea su historia, se ennoblece,
oculta sus zonas miserables, incluso alabea sus recuerdos
de forma que ya son épicos e irreconocibles.
Tres familias controlaban la manzana, –dijo mi padre–,
en dos generaciones, apenas quedan restos de ellos:
nuevos propietarios inesperados, nuevos fundadores,
el carácter individual y las alianzas.
La variabilidad humana tiene múltiples e incógnitas consecuencias,
se difuminan los genes, se distorsiona el pasado familiar,
solo el dinero es un hilo conductor,
más allá de la inteligencia o de las precauciones sucesorias.
Sobre las ruinas de hoy se construirán los castillos del mañana.