Poema 459: #Se acabó

#Se acabó

Vergüenza y desilusión momentánea,

en las formas, en las ideas y el fondo,

ese que él no ha sido capaz aún de comprender,

testosterona alta de machos enaltecidos,

las formas más burdas de dominación.

–Yo soy un dios y me debéis vuestras ofrendas–

La culpa es de ella que me provocó,

los hechos se han tergiversado de forma idiota,

en mi reinado omnímodo esto es una nimiedad.

El mecanismo de la destitución está en marcha.

La reputación del individuo alcanza el nivel cero

mientras renueva y dispensa prebendas a sus palmeros.

Me agarro mis caprichos, que valen una fortuna,

la que cobro cada mes a razón de dos mil euros diarios.

Si hubiera suerte, arrastraría tras de sí toda la estructura,

la que durante años ha taponado la igualdad

que hoy se filtra entre los dedos en adhesiones.

La inteligencia social dice que esto es un avance,

una catarsis de las masas, una indignación colectiva,

el paradigma de un cambio estructural,

un salto cuántico en la percepción de la desigualdad.

Optimista, no me cabe duda de la conversión masiva,

esa pequeña luz feminista que se enciende y todo se ilumina.

Crece el enojo y aumentan la solidaridad explícita,

mientras se hace visible la cobarde cortedad

de quienes, pudiendo ser faro y guía, guardan silencio.

El fútbol era el último gran reducto del atavismo machista,

va a ser revisado hasta el más recóndito rincón;

ansiamos y esperamos el cambio de las estructuras,

el modelo para niñas y niños,

la ejemplar sanción al patriarcado ignorante,

el triunfo de la igualdad tanto tiempo añorada.

Poema 458: La línea del tiempo

La línea del tiempo

La línea del tiempo es singular,

me lleva y me trae, entre olvidos

ocupaciones y preocupaciones varias,

mi infancia y adolescencia parecen estar

a un tiro de piedra del recuerdo,

recuperables siempre,

así como las personas queridas que murieron.

La inercia se encarga del resto:

estoy y participo y disfruto el instante,

sin fijar los momentos, llenos de fotografías

e incluso de algún poema también inercial.

El móvil me absorbe el cuarenta por cien de todo,

pegado a mí participa en debates, recuerdos,

menciones, imágenes, citas y referencias.

Ocupamos el mismo espacio que ocupábamos:

¿Durante cuánto tiempo?

¿Qué reminiscencias leves quedarán tras de mí?

La calle y la noche son ahora de otros jóvenes,

también la alegría desbocada sin horizonte,

el desconocimiento de la fugacidad,

la huida hacia adelante renovada por generaciones.

El tiempo jibarizado en una exposición aleatoria,

recortes de hitos y recuerdos macabros,

la forma de sostener una comunidad inconexa.

En mi recuerdo se producen pliegues extraños,

atajos a momentos vitales estelares

insignificantes en el cómputo global comunitario.

Las líneas siguen un relato simplificado,

más allá de la losa de tristeza que duró un instante

una emoción y unas palabras íntimas y profundas,

la conexión y el llamamiento comunitario

a un pensamiento conjunto de misticismo y elevación.

El tiempo es un espacio topológico que puedo deformar

una goma maleable, deformable, plegable,

pero finita e irrompible, y finalmente inexorable.

Poema 457: Rayo fulminante

Rayo fulminante

                        Para Miguel Ángel

que siempre ayudaba a todo el mundo.

Llegó, –tensa espera–, fulminante,

cuando el ascenso parecía esperanza

creando un desorden temprano,

un vórtice en todo cuanto ocupaba.

Suma de excesivos recuerdos, cariño,

fórmulas de cortesía y palabras profundas

que atañen al lado pragmático de la vida.

Casa faro y luz en la esquina emblemática,

guía y consejero, gran hacedor, solucionador,

infatigable vecino, pariente y amigo.

Temperamento y voces extemporáneas,

nervio puro, eslabón y memoria,

defensa del menos común de los sentidos.

Indefensos y embriagados por su ausencia

velamos humildemente familia y obra,

un tiempo difícil y repleto de boquetes.

El rayo fulminante cayó inesperado,

convirtió en luto la celebración,

interrumpió la senda, ya apacible,

de contemplar los frutos de su amor.

Poema 456: El desnudo en el río

El desnudo en el río

Posan desnudos en comunión natural

como yo lo haría en su lugar.

Luces que reverberan en sus pieles blancas,

el sol a trompicones se filtra entre las hojas,

sombra de nubes

un viento cálido sube por el cañón del río.

La fuerza del número y la comunidad,

deseo de pertenencia al agua,

a la piedra de la que absorben calor y energía,

músculos, rostros animados, beldad,

un cuadro posible de Sorolla.

Paso de largo, envidioso, cambio de registro,

familia, equilibrio, respeto,

la permanencia divina entre el agua y las nubes,

exposición e integración,

el tiempo en el que disfruté en soledad

horas antes, vidas distintas.

Soy yo desnudo, consciente de la edad

de mi cuerpo aún resistente,

agasajado por el frescor matinal

de las aguas puras de la montaña.

Todas las sensaciones, la libertad,

los sentidos alerta, deseo, luz, aire,

belleza y contrastes.

El agua está fría cual manantial de montaña:

lucen los cuerpos satisfechos

en contraste profundo con las rocas,

mientras la corriente, cantarina,

enmascara sensaciones sociales:

pudor, vergüenza, desnudez

y hace aflorar empoderamiento y valor,

el orgullo de integrarse en la naturaleza.

Poema 455: En la vida y en la muerte

En la vida y en la muerte

 A Perea
quien siempre nos transmitió alegría.

Un fanfarrón alegre, un torbellino,

vorágine de vida y alegría fresca,

un tipo inteligente y veloz.

No le conocí en el cara a cara con profundidad:

imagino que tenía su máscara,

la broma que esconde ideas y proyectos,

fracasos y éxitos.

Diría que era el más popular de la comarca

hasta que la vida le pasó por encima;

un trabajador infatigable, amigo de todos,

capaz de encender una chispa en un velatorio.

No sé cuándo apareció en nuestras vidas,

rapidillo y listo jugando al futbito,

ni como en los veranos se multiplicaba

en el día y en la noche,

siempre presente con su voz tan grave

y las anécdotas almacenadas por millares.

Ciertamente tenía el don de la risa

y la teatralidad narrativa de un genio;

quizás fue un faro generacional

omnipresente de forma oblicua

en cada evento, fiesta y celebración.

Se nos va un hombre excesivo y bueno,

recordado por todos con cariño,

la alegría de una juventud

difuminada en un sueño.