
Danza Volandera
La danza que provoca el viento en las hojas
nos conduce irreversiblemente al invierno.
El sol de San Andrés tras la lluvia de ayer
es un trampantojo, un falso decorado
en un mundo que asume la esclavitud:
omnipotencia de la riqueza sobre las personas.
Las conversaciones durante la celebración
del falso santón matemático Bourbaki
aún colean en la mente de los verbeneros:
efervescencia juvenil en las aulas,
jornadas eternas de trabajo incipiente,
el lenguaje reestructurador de cerebros
o recuerdos de un viaje remoto y dudoso.
La noche es patrimonio de los patines eléctricos,
la juventud marginal cambiando el rumbo,
la fuerza inveterada de los aspirantes al trono,
capaz de reorientar gobiernos empero no poderes.
El mismo viento volandero revuelve las nubes,
las condena a un infierno de colores en el ocaso,
un horizonte que atrapa la vista y te engulle.




