Los límites de la niebla
Los campos parecen verdes sembrados
desde la cremallera de la autovía,
pero es un trampantojo visual;
la bicicleta devuelve la realidad aumentada.
Un bidón de plástico en medio de un rastrojo
en pleno diciembre de tarde soleada
muestra la desidia agricultora de nuestro tiempo,
un festín para aves y roedores avispados.
El contorno de la niebla amenaza la tarde,
babas de buey, arena húmeda en el camino,
la ruta de los lavajos marcada por pezuñas de lobo,
mientras el sol curva y doblega nubes azuladas.
Una pared de adobes sin nada que sostener
recibe a la niebla que cae húmeda y opaca
como la sombra de una amante que te abandona,
el ocaso del ciclista anhelando el fuego del hogar.


