Poema 437: Cuatro gotas

Cuatro gotas

Se espesa el aire delicadamente oscuro,

la premonición de una lluvia ausente,

el caminar presuroso de pensamientos turbios,

gris, azul, negro, nubes sin fecundar,

el tiempo gastado en banalidades

más allá de cópulas desesperadas,

de la muestra del deseo blando

susurros y palabras de amor,

el tiempo cíclico, repetido y anárquico.

Existe una sequía real y otra mediática,

la insistencia día tras día

en el asunto en que enfocan las agencias:

ayer Cataluña o cualquier derecho social,

hoy la sequía pertinaz

capaz de oscurecer cualquier futuro:

la cultura del pesimismo se filtra en mis neuronas,

¡Cómo voy a correr con veintidós grados en abril!

Y sin embargo con cuatro gotas caídas esta noche

–nocturnidad y alevosía–

huele a primavera llena de amapolas.

Conversan dos hombres calvos y orondos

con enérgico movimiento de manos,

posiblemente unos “enterados” de los noticiarios,

–la ideología social está acabando con el planeta–, dirán.

Cualquier pronóstico puede fallar,

incluso los más catastróficos.

La vida no depende de esos presagios,

quizás sí de las pequeñas vicisitudes personales,

rituales de confianza, alguna caricia,

esa risa que compartiste por una broma inescrutable.