Poema 475: Madrid recuperada

Madrid ciudad recuperada

Todo es aprovechado en aras del esparcimiento,

espacios, edificios, palacios,

el acabado perfecto.

Un poeta vende libros en el centro comercial,

gran lector, erudito, conversador,

un talento reubicado en un espacio semicultural.

Mucha gente escribe y persevera,

pocos trascienden, influyen, permanecen.

La fuerza poética reconvertida de una librería

atestada de libros magníficos,

una pequeña esquina frente al templo.

Pensé que entre la multitud solo hallaría hastío,

el agotador movimiento humano en el que nadie mira,

alienación turística, cansancio, falta de entusiasmo,

recorrer lugares y espacios como quien holla una playa virgen,

un transcurrir consumiendo, uno a uno, los acontecimientos.

Y sin embargo hallé diversidad y cultura,

manifiestos signos de humanidad individual y colectiva:

un anciano que acude a su panadería para ajustar un cinturón,

un banco reconvertido en sala de exposiciones,

un alegato fotográfico para salvar la Amazonia.

Dos visitas han colmado mis expectativas urbanas,

subjetividad, relato, memoria selectiva,

una ciudad múltiple y diversa llena de espejos humanos.

Poema 466: Una luz grisácea, el mar, el cielo, el Centro Botín

Una luz grisácea, el mar, el cielo, el Centro Botín

El perfil del mar y las montañas es difuso,

más allá, el cielo.

En las salas de exposición penetra la luz,

estará el cuadro de El Greco lejos de su tierra de nacimiento,

habrá experimentos artísticos perturbadores

visitantes cosmopolitas que no suben a la fragata

por el mismo precio.

Me he sentado en un punto de anclaje,

ahora es un punto de meditación;

imité a una hermosa mujer vestida de negro,

medias negras, falda negra, corpiño negro:

miraba hacia el mar con nostalgia

tal y como ahora lo miro yo.

Parece una nave del futuro el Centro Botín;

sobrevivirá largos años a su fundador,

la ciudad hecha camino y diseño,

ideas y extrañísimo arte, pensamiento, música.

Canta un aborigen Le Méthèque de Moustaki

armado con una guitarra,

la tarde está calma en esta parte del mundo,

lejos de los bombardeos, del horror intencionado

repelido, vengado, vuelto a vengar hasta la extenuación.

Los maestros del ojo por ojo en su salsa,

todos inmigrantes, emigrantes, invasores, colonos,

quienes se creen superiores en fanatismo,

la luz neblinosa que confunde a verdugos con víctimas,

los fuegos de artificio que pueden eliminarte.

La magia del instante voraz ha pasado;

he seguido a distancia a la dama de negro

hasta una librería que es una pura maravilla.

Allí me esperaban tres libros y la sensación atemporal

de no querer marcharme,

de estar horas y horas hojeando poemas y solapas.

Los libros devoraron la presencia de la dama.

Poema 314: Sala de exposiciones

Sala de exposiciones

Miseria y luz, o ladrillo evolutivo

como si fuera un cerebro humano,

el peligro que siempre viene de los otros,

y entre tanta maraña de humanidad

el arte, el juego geométrico,

el pensamiento elaborado y poético

de un fotógrafo mago, creador

de caminos neuronales ambiguos,

allá donde el reflejo

aporta un punto de vista propio

y la fotografía es ya tu fotografía,

e incluso el marco eres tú.

En una capilla reconstruida

se han tejido hilos sobre ruinas;

en ellos juguetea la luz en haces

de líneas proyectadas en seda.

El visitante busca ángulos y vislumbra

planos formados por familias de rectas

indiferente a los morados de los focos.

En un árbol florecen letras y su significado

te habla a ti en ese instante de paz,

en el hueco mental que abres a la belleza

y al arte visual.

Destaca sobre todos los montajes el color,

la ropa tendida, los cables

el desorden urbanístico superpuesto,

ese ladrillo que ocupa todos los espacios

de una fotografía modesta y llena de vida

en la que la única persona parece una estatua.

Al salir, el toque de queda obliga a conectar

la lluvia con tu rostro sonriente.

Subes la capucha de tu sudadera y aprietas el paso.