Poema 558: Supremacía tecnológica

Supremacía tecnológica

Cierro los ojos, aún hay noticias,

gritos, horror y lenguaje aséptico.

Siempre hay justificación:

un escondrijo subterráneo,

una plataforma oculta, un dirigente,

para que haya decenas o centenas

de víctimas civiles o cascos azules

escudos humanos en todo caso.

Apenas unas palabras ininteligibles,

un eco político amortiguado,

una tímida protesta pública

te convierte en persona non grata

en un enemigo anti sionista.

No hay música ni poesía ni flores,

hay polvo, escombros, sangre y gritos,

las heridas generan violencia futura,

fiada la paz a la supremacía tecnológica.

El futuro distópico está llegando,

máquinas, drones, servicios de inteligencia

formas de destrucción humana

que convierten a las víctimas en alimañas.

Poema 433: Escenas de vida y muerte

Escenas de vida y muerte

No podría vivir ahí, en la casa cuya entrada

tiene forma de ataúd.

¿Quién pensaría esas escaleras, esa perspectiva,

ese ángulo de inclinación?

Falta el cadáver y la cruz, eso sí.

Lo observan varios burros que pacen en altura,

una farola y un poste telefónico.

Se puede mirar con suspicacia,

igual que se puede amar con suspicacia.

Todos los humanos son enemigos,

aún los allegados, los domesticados, los ungidos.

Alguien ha diseñado la casa del terror:

enorme mole llena de aguas y alturas,

soledad fantasmagórica con vistas al romanticismo,

a un cementerio en el que el ángel blanco

avisa de que allí terminarán tus días

en caso de ser rico de familia,

bajo arcos de una iglesia que no se sostuvo.

Una mujer rechoncha pasea a tres perros por el prado,

ella no se mueve, sus cánidos parecen satélites,

anda unos pasos y se detiene agotada, contemplativa.

La cooperativa que trabajó con las algas

ha sido colonizada por zarzas e higueras;

el lugar es un altar secreto de misas negras,

de pecados nefandos u otras profanaciones

en la vera misma del antiguo seminario.

Los mirlos despegan al paso aventurero

de una familia hambrienta y cansada,

oscurecen el cielo durante un instante

y avisan con graznidos de su superioridad aérea.