Poema 336: Descenso

Descenso

Un día te quedas solo

con esas reflexiones tan importantes;

pierdes el control de tu cuerpo

ese que tanto has moldeado

las manos aún bronceadas

tu rostro marcado por los desastres de la vida.

Desciendes.

Coincide que la luz ese día es grisácea,

apenas puedes ver más allá de tu declive.

Te afanas en tareas cotidianas,

repetitivas, rutinas que has hecho mil veces.

Te has fijado en esas flores marchitas

atadas a una valla en la calle;

has pensado: ahí hubo un accidente terrible,

imaginas a quien puso las flores

recordando una y otra vez la escena.

Tienes varios recordatorios en el móvil,

fotografías a cuál más hermosa,

ausentes de ellas quienes recorrieron otros caminos;

te quitas las gafas,

en tu miopía observas todos los detalles en la pantalla,

cuánta hermosura de color y como duele.

Abres los brazos y los cierras nadando a braza

los ojos bien abiertos tras las gafas esféricas

con las que abarcas todo el fondo de la piscina;

esa imagen parece sacada de una peli de Almodóvar,

entonces recuerdas a los amigos que no pueden nadar.

La decadencia es inevitable,

tanto como el desgaste de los zapatos que más te gustan.

Entrecierras los ojos para tener aún menos luz,

oyes el ruido del tráfico y el viento en la enredadera.

Poema 244: Vampiresas

VampiresasIMG_7188

Las ruedas del BMW deportivo pesan más que yo;

dentro dos vampiresas afinan sus móviles,

ambas tienen los labios finos y afilados,

y el pelo melifluo y ondulado oculta sus orejas.

 

Se aprestan a salir del lujo confortable,

asaltarán al primer incauto que pillen

antes de hacer una ruta en círculos concéntricos

alrededor del centro comercial.

 

Están pálidas y delgadas, apenas sonríen,

durante la noche huyeron de sus cuerpos

en pos de orgasmos inhumanos

con individuos hemodonantes.

 

Poseen una belleza diurna decadente,

un magnetismo animal de uñas puntiagudas,

de labios rojos y rímel de pestañas enhiestas

y cuerpos esqueléticos candentes.

 

Su voz sintetizada hace ondular sus pechos

bajo camisas entalladas de rayas verticales;

se aferran a su agenda color burdeos,

y a un bolso en el que guardan todos sus secretos.

IMG_6085

 

 

 

Poema 6: La decadencia es un paraguas azul

La decadencia es un paraguas azulIMG_20141113_170626

La decadencia es un paraguas azul,

el caminar alegre al lado de las hojas de plátano,

la lluvia fina que empapa el alma hasta nuevo aviso.


Un chalet a medio construir, escondido tras el abeto,

una ruina de otros tiempos, un oráculo de heroína,

una voz grave que sobresale entre el pitido de una transpaleta.


Acción-reacción, bóveda gris, el olor de la lluvia,

todos los colores reunidos en la desintegración del moral,

un niño pisa las hojas ocres con sus botas arcoíris.


Sobre la mesa el sostén rojo asoma en una revista,

encaje perfectamente oculto, retoque, maquillaje,

una promesa de felicidad en la armonía de un rostro.


Arrecia la lluvia, voy despertando, mi instinto

me avisa de la hora límite, veloz carrera en tacones,

sonrío y el mundo es un cuadro impresionista.

IMG_20141114_082629