
Las formas del aplauso
Me quedo mirando las manos como un tonto
después de la mágica actuación del pianista
insignificante y enorme.
Todo el mundo aplaude a Ciobanu,
izquierda sobre derecha estática
o ambas manos en movimiento,
palmas, gruesos anillos, concavidad
o convexidad haciendo ruido;
a veces simple giro de muñeca
o elongación potente de todo el brazo.
Algunos músicos mueven sus arcos
en señal de respeto y admiración;
otros golpean la tarima rítmicamente
con sus zapatos puntiagudos y brillantes.
La hermosa mujer de la última fila de violas
se golpea el muslo bien torneado con la mano.
El adusto barbudo del contrabajo,
observa todo con ojos pequeños, mas no aplaude.
La asistente de clarinete se ha enmascarado:
no he podido despegar mis ojos de ella en todo el concierto;
guarda un pañuelo de papel bajo el atril
y limpia rítmicamente la pipeta por la que sopla;
ahora aplaude con frenesí al director ruso.
Me duelen los brazos del esfuerzo al aplaudir
hasta que el pianista se lanza a una propina jazzística.
