Poema 293: Corriendo por el canal

Corriendo por el canal

Las zancadas se suceden por el canal de Castilla,

apenas me alcanza el resuello para hablar con mi amigo,

para rememorar hace treinta años

cuando el catedrático de análisis matemático

nos narraba sus paseos por ese mismo camino.

Hace una mañana espléndida de otoño,

los chopos de la orilla amarillean sin pudor;

una familia de patos viaja en el vórtice en forma de uve

que uno de los progenitores dibuja en el agua,

huele a higos maduros y a las hojas marchitas en el suelo.

Aquel hombre nos hablaba de Benito Pérez Galdós,

de la lectura de su obra completa,

de novelas que no habíamos leído y de Episodios Nacionales,

lo comparaba con Cervantes y le confería un aura de erudito.

Descubrí a Galdós a través de Emilia Pardo Bazán,

de las cartas que ella le enviaba

desparecidas las de Don Benito en el pazo de Meirás

durante la dictadura gris aciaga para la cultura.

El apetito del catedrático por Galdós era insaciable,

casi tan inflamado como las “Cartas a Miquiño”,

como la abundancia de sensaciones en el curso del agua.

Aquel hombre falleció hace años pero perdura su memoria

al trotar por el paseo que él frecuentaba.

En la mañana de octubre se activan resortes del ayer,

el lujo de una conversación entrecortada al aire libre

mientras los pulmones administran el aire

necesario para el esfuerzo enorme que estamos realizando.

Poema74: Perturbación

          Perturbación

San Rocco

Está nevando en plena primavera,

el marinero lleva la gorra al revés,

en el hotel abandonado, los vigilantes

han establecido un prostíbulo,

lady Ofelia resucita para caminar

sobre las aguas de su lacustre lecho.

 

En la iglesia de San Rocco, aún vacía,

canta un coro erudito unas vísperas;

un Papa solitario en su reclinatorio,

vestido de blanco, sin boato,

ensaya la comunicación con la divinidad.

 

En una plaza pública

atestada de jóvenes silentes,

un vate recita un abstruso poema gongorino;

resuenan sus palabras

en la fachada de una iglesia neoclásica.

 

Los tocones de la hilera de chopos,

talados hace semanas,

supuran un dolor anaranjado,

su ausencia en el paisaje

transmite profunda desolación.

 

Las flores amarillas de colza,

encienden la color en tus ojos,

súbito bailan una danza de lluvia:

dolor, belleza, imaginación, soledad.

colza