
Mapas
Desvistes una vez tras otra la realidad que tus sentidos detectan
cual murciélago que emite sonidos y recibe respuestas.
Construyes un mapa mental que das por bueno,
por veraz y por perfecto, aunque solo es tu mapa mental.
Puedes ser un maestro del puntillismo o del cubismo,
esmerarte mucho, entrenarte en perfeccionar los detalles.
Sólo tú posees tu mapa.
Tratas de aproximarte, –casi siempre inútilmente–,
a quienes crees que elaboran mapas e imágenes parecidos a los tuyos.
Cuando consigues un pretendido acercamiento
se produce comunión y gran alborozo.
Aprendes a mostrar solo la punta del iceberg de tu concepción holística,
construida con retazos de percepciones, de estudios, de lógica, de erudición,
del caminar errante aquí y allá.
Te cuesta mucho imaginar los mapas ajenos.
Cuando consigues conectar las fronteras de ideas ajenas periféricas
obtienes tu atlas del mundo.
Necesitas un salto dimensional o un agujero de gusano
para poder alcanzar a vislumbrar otros mundos.


