Luna

Para Manolo, in memoriam

Surgió roja por el este,

segmentada por las nubes.

Ya no pudiste verla, tan bella.

Atisbé el mensaje fatal mientras conducía,

reviví momentos, palabras,

la voz que se te estaba yendo

junto con toda la seguridad del hombre recto,

noble, inteligente y cabal.

La luna ascendía intensa y sangrante,

notas de  Années de Pèlerinage

desgranadas por un pianista ruso.

Una lágrima, golpes de pádel,

los libros que estabas leyendo.

Se elevaba en el horizonte, decolorándose,

manchas sobre el fulgor del sol,

un verano cenando junto al mar.

No pudimos hablar más, jugar más,

sentarnos más en el borde de la piscina

en contemplación, arreglando el mundo.

La luna sigue su curso, ajena

a la vitalidad que desplegaste sobre la Tierra

al hueco enorme que nos dejas.

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