
La hermética belleza
La hermética belleza es el estado de ánimo
al contemplar una flor,
el deseo de vivir en un lugar por el que transitas,
una silla vacía en una terraza con vistas,
poder mirar al mar o a la montaña
(paisajes siempre cambiantes, siempre hermosos).
Llueve en estos días de transición
aún el invierno resistiéndose,
el dios Marte campando a sus anchas por el mundo.
Ese ladrillo no me gusta y ahí habrá mosquitos,
las ventanas son estrechas y oscurece pronto,
el ruido de los automóviles en la autopista,
lejos de todo, lejos de todo.
Solo hay un banco no recién pintado;
ahí leo el poder colectivo de los sueños,
la función social en los clanes y tribus,
la belleza imaginada, soñada, compartida,
el proceloso proceso de abstracción
y la incansable búsqueda de lo sublime
plasmado esquemáticamente en un santuario.
Capturo la imagen de la flor, la edito levemente,
desaparecen los contornos,
deja de existir el mundo y solo quedan palabras
la voz que expresa ese sueño oscuro,
la mente inteligente que lo analiza y exprime,
esa tarde diáfana y cálida ya memorable.
