
La llegada del invierno
La lluvia se apropia del otoño,
deja los parques sembrados de hojas,
una pátina neblinosa por doquier.
Es tiempo icónico de fotografías,
de luces navideñas irreales,
de hordas de caminantes bajo ellas.
Añoramos la lumbre, el fuego,
la fuerza desbordante de la noche
cálida de otras estaciones.
Los sistemas inmunitarios se adaptan
con cierta dificultad al frío,
a virus veloces de trasmisión desmedida.
Ese edificio en construcción me sobrevivirá,
a mí y a mis descendientes,
es un símbolo de permanencia estacional.
En pocos años,
han cerrado comercios emblemáticos
la cara vista de la ciudad se transforma.
Melancolía y añoranza de juventud,
de tiempos irreales, ya solo recordados,
mitificados, envueltos en la niebla del otoño.
Quizás en este pliegue del espacio-tiempo
se ha producido una aceleración imprevista,
algo que solo sienten los poetas y los pájaros.
