Una palabra extraña comienza la historia

Puede ser una planta exótica
o una estrella de la que no habías oído hablar,
o el nombre en clave de un puerto pirata,
quizás la maldición de un dios antiguo.
Tendrá un color dependiendo de sus vocales,
un sonido cercano a tu habla
una forma en la lengua que la moldeará.
Si fuera una estrella, sería un punto fijo
una guía para marinos o caravanas,
un divertimento en la noche de perseidas.
Si una planta, podría ser carnívora
o bien desecada un bebedizo, filtro amoroso,
pócima o elixir de una cierta juventud.
El puerto pirata sería un lugar aleatorio
en el que la muerte o la vida se jugarían a los dados,
una tierra efímera y efervescente.
El dios, me lleva a Egipto, de nuevo a la arena
de un desierto que tuesta la tez,
levanta tormentas de arena que ocultan la momia.
Las palabras moldean el mundo,
lo visten e iluminan, dan sentido a la vida,
o forman nubes y neblinas, lo oscurecen
a la espera de un viento suave y húmedo,
cálido y marino que despeje toda la tensión,
y resucite esperanza e ilusión del azul celeste.
