Poema 438: Zombis

Zombis

Los zombis caminan por la calle

la cara iluminada por su pantalla retina,

ajenos al canto alegre o temeroso de los pájaros.

Hay quien desearía ser de nuevo confinado

para explotar toda la funcionalidad de su tesoro,

comunicarse todo el tiempo de forma aséptica.

Alguien ve una foto de un ciclista en medio del campo,

expresa su temor alérgico a las gramíneas,

el gran satán: aire libre y flores en primavera.

Hay una colección pasmosa de rosas olorosas,

que como mucho serán captadas por la cámara:

–mira, había unas flores–, dirán al mostrarlas orgullosos

de su captura sabatina en ese lugar ajeno a sus costumbres.

El encuadre es la clave de bóveda,

no existirán ni la luz, ni el aroma, ni la suave brisa,

solo los personajes de su juego interactivo,

el combate o la aventura virtual

en una realidad inexistente y simplificada.

En ese mundo no salen conejillos de sus madrigueras,

ni se ortigan al atravesar una zona de escombros:

saltan bloques, trampas inesperadas, simas infinitas,

consiguen monedas o energía para sus avatares,

en un tiempo acelerado ajeno a su memoria y su vida.

Poema 235: El tren fantasma

El tren fantasmaIMG_20171208_160817

La estación abandonada está repleta de gente,

llega el tren con un chirrido espeluznante

hierro sobre hierro en las vías oxidadas.

 

Nadie sabe hasta donde puede llegar esta vía,

miradas inertes, rostros famélicos en blanco y negro,

observas la escena como si estuvieras en un cine.

 

Estás en otra realidad espacio-temporal,

en el banco una pareja parece conversar animadamente,

todo alrededor tiene un color saludable.

 

Oyes el murmullo caminante de pies agotados,

huele a humo y suena un pitido estridente,

rien ne va plus, todo el mundo ha sido estabulado.

 

La pareja se besa furtivamente en el banco,

comienzan a caminar alejándose de la estación,

no ven ni oyen al tren fantasma alejarse pesadamente.

IMG_20150903_165943