Poema 668: Soria

Soria

Río Duero, lejano, corro a tu lado,

antes, los ancestros poetas…

Luz de otoño, hojas multicolores,

la Biblia esculpida sobre la vésica piscis.

Alguien habla y habla y transmite

ideas, proyectos, ambiciones.

No es fácil llegar al río, ver los arcos,

entender toda la piedra que salmodia.

Remozada, más comercial y cosmopolita,

mapa en mano transitan emblemáticos lugares.

Nadie apuesta por caminar bajo la lluvia,

un arco, una muralla, muchos escudos.

Se ha detenido el tiempo en la modernidad,

reluce para el caminante el libro de poemas.

Alta e inexpugnable, orgullosa de sí,

maitines ancestrales dentro del templo.

La mirada es intensa por momentos,

no se había apagado antes del brillo de la historia.

Poema 414: La llegada del invierno

La llegada del invierno

La lluvia se apropia del otoño,

deja los parques sembrados de hojas,

una pátina neblinosa por doquier.

Es tiempo icónico de fotografías,

de luces navideñas irreales,

de hordas de caminantes bajo ellas.

Añoramos la lumbre, el fuego,

la fuerza desbordante de la noche

cálida de otras estaciones.

Los sistemas inmunitarios se adaptan

con cierta dificultad al frío,

a virus veloces de trasmisión desmedida.

Ese edificio en construcción me sobrevivirá,

a mí y a mis descendientes,

es un símbolo de permanencia estacional.

En pocos años,

han cerrado comercios emblemáticos

la cara vista de la ciudad se transforma.

Melancolía y añoranza de juventud,

de tiempos irreales, ya solo recordados,

mitificados, envueltos en la niebla del otoño.

Quizás en este pliegue del espacio-tiempo

se ha producido una aceleración imprevista,

algo que solo sienten los poetas y los pájaros.

Poema 39: ¿Dónde habitan los poetas?

¿Dónde habitan los poetas?

IMG-20150517-WA0006

Donde habitan los poetas hay luz.

El espacio y el color no cuentan,

eso es prosa, es linimento, yeso

con molde, colección de risas enlatadas.


El poeta vive en ciento cuarenta caracteres,

en el banco de un parque urbano en primavera,

desayuna una porra combada, observa,

vuelve a observar y depura palabras y gestos.


El poeta mezcla y desordena, se enseñorea

de una agencia de publicidad, es un medio-centro

que reparte y elige y perturba y enmascara,

semidiós altivo rodeado de conseguidores.


El poeta vive en un sexo henchido,

colma su deseo y lo encumbra, suspende el tiempo,

medita acerca de la nada y sus derivas,

convierte tu piel en una espiral de vida.


El poeta desbarata el ático en el que vive,

ignora la estética ordenada del vecino,

atisba un tatuaje y lo convierte en arte,

a un pájaro negro, lo convierte en mirlo.


El poeta escribe los discursos políticos,

transgrede los límites de los manuales,

pernocta en una iglesia visigótica,

contempla los contrafuertes tan propicios.


El poeta sigue la estela del caracol,

añora su baba cicatrizante, inhala

el perfume de una rosa decadente,

se deja engañar por el brillo de un dorado.


El poeta detesta las palomas carroñeras,

visita los elefantes enjaulados, lejos

de su selva, confunde las cebras con leones,

se hospeda en el hábitat del gorila humano.


El poeta vive en la volatilidad de un verso,

cabalga desaforado en una carga ligera,

cuando llega a su casa, armoniza una cena,

quizás después hará llover sobre su alma gemela.


IMAG1428