
Hastío
En el hastío hay silencio
una nota de música es una gota de color
rojo en medio de una niebla pucelana,
el canto de un pájaro simultáneo
en los oídos cómplices de una pareja.
Respiras el aire filtrado de la ciudad
caminas y caminas, estación, cuarteles abandonados
tal vez te aventuras por la antigua judería
una hermosa casa muy simple
rodeada de toda la ciudad.
Ha dejado de interesarte el poema que lees
por una conversación en una mesa ajena,
qué crítica mordaz a la familia
cuánto desprecio en las palabras comadreadas,
un desahogo en medio de la nada.
Hay un rumbo débil hacia el que te diriges
dando rodeos, siguiendo hilos torpes
deslavazados, incompletos:
te detienes a comprar algo de comida
en el más triste de los supermercados vacíos.
Una ventana con luz y sin cortinas
es un acontecimiento que ilumina la tarde,
el libro al que te aferras te ancla al mundo
como si en él habitara el mejor de los regalos
y tal vez sí: la melodía agotada de una vida plena.
A la luz del día, ha desaparecido el árbol
que tanto te gustaba,
las máquinas, grúas, camiones, escriben sus rutinas,
caminos y tareas grises sin alma ni música ni olor,
solo en tus ojos cobra vida la trasparencia mundana.




