El árbol recibe
El árbol recibe las gotas impetuosas de lluvia
cuál semen germinativo,
absorbe, filtra, succiona,
hace reventar la savia,
florece en una sonrisa de hojas,
ya risa de blancos dientes,
alegría bajo el arcoíris sinóptico;
se nutre de elementos químicos,
devenidos en palabras,
formulados en un ocurrente idioma,
sintaxis oculta a entendimientos no iniciados;
escamotea la basura exterior
o las múltiples noticias catastróficas,
para reverdecer en cada primavera
e hibernar en posición fetal
cuando el aliento se torna gélido
y aquellas palabras formuladas son ya ácidos
elocuentes, gritos de las Furias desatadas.
El árbol recibe las gotas de lluvia y llora
de alegría en un abrazo íntimo y consolador,
se despereza y sus brotes son tiernos susurros,
presagio ya de la fuerza renovada.
