
Emocional
La mirada es tu estado emocional,
un cóctel de deseo, de cariño, de ilusión,
una sensación física de bienestar,
esa luz que ha despertado en ti un poema
una canción, un podcast,
un hilo del que has tirado y estirado.
El peso de la apisonadora cultural
aún no ha podido contigo,
ni siquiera las noticias de la injusticia,
de la barbarie, del dolor, la tiranía y la guerra.
La esperanza es un bien volátil, ligero, inestable,
una combinación de experiencia y autoestima,
de la seguridad que cada cual posee de sí mismo.
Transitas por una sima o por un valle
despreocupadamente, evitas mirar hacia arriba.
Allí están las cumbres, la libertad del viento,
el instante, –igual al anterior y al posterior–
en el que, seducido por la brisa, te crees libre,
infinito, eterno,
tan perenne como las agujas de los pinos
que has rebasado al ascender.
Debes tener fe en los ciclos vitales,
en que tras los valles hay montañas
y desde allí se divisa el orbe que crees poseer.
Tu única guía es esa luz interior tan ingenua.


