Poema 574: Seguimos igual

Seguimos igual

Preocupados por minucias cotidianas,

sorbiendo la belleza de las imágenes

cual moribundo que inhala oxígeno

incapaces de conciliar deseo y realidad.

¡Sujétame culpa ajena!

Se sortean las semanas con una lectura

o un cúmulo de música e imágenes

impermeables a la felicidad de cada hora

eternos figurantes en el infierno dantesco.

Las palabras, las emociones, la perspectiva

que enfoca en el hecho equivocado

para después nivelar los relatos del pasado.

Solo la inevitabilidad de la muerte

otorga un valor absoluto a las vivencias,

cuatro mil días de escritura nocturna

y una soledad que pesa con el mes húmedo.

Si te reconcilias contigo mismo tendrás la paz

dice el sabio, canta el poeta,

mas los murmullos y las voces mentecatas

provocan espejismos tras las lluvias,

desordenan la lógica esperanza de los tiempos.

–Homo homini lupus–, a través de los siglos,

de nada sirve la abnegación individual

frente a la asociación facinerosa.

La luz disminuye y solo queda purgar

el aventamiento de la inmundicia voceada.

Poema 337: Ligaduras

Ligaduras

No participo en el secreto,

si participase, ya no lo sería;

sí comprendo la lentitud y en ello estoy,

en ese caminar despistado por el paseo

de lo que antes fueron almendros y hoy son plátanos,

de esa mujer con tacones y una correa en la mano

mientras su perrito husmea y micciona.

Llueve con esa calma que silencia la noche,

este lunes recuerda el confinamiento,

largas veladas de series televisivas,

apenas el ruido de la lluvia y el frescor que deja.

Se detiene y parece que observa

pero está distraída, protegida por la presencia

viva y animada de su animal.

Quizás nadie la espera,

su ligadura emocional está ahí

maravillándose de un olor nuevo o un rastro.

Otro solitario custodio de perro saluda,

hay una sonrisa retenida por la espera,

los perros también se miran y olisquean.

Poema 288: Septiembre

Septiembre

La luz de septiembre desciende hasta el equinoccio,

día a día, minuto a minuto,

puesta de sol enardecida a puesta de sol,

lágrimas de lluvia desgajadas de nubes negras.

Las emociones viajan en un tobogán incontrolable,

pequeñas perlas en forma de fotones

se convierten en arte, en imágenes o música,

un águila que sobrevuela un rastrojo

o un conejo desorientado que cruza un camino.

La dinámica laboral se transmuta en niebla,

difumina la belleza de los días del sol de vendimia,

colapsa las redes neuronales apresuradas,

deja resquicios en los que tu ser se expande sin límites.

Septiembre es un mes animado,

a un tiempo cálido y desapacible, mes de cambios,

de rutinas que regresan y de rutas que comienzan,

la transición poética entre los cuerpos veraniegos

y la ropa de temporada que al fin podemos estrenar.

Es un entrenamiento progresivo para la noche,

una decreciente sucesión de voces que se alejan,

de la algarabía cesante, de las bandadas de aves

retornando al sur cálido en el que guarecerse.

Septiembre es cine, es la lectura sin terminar del verano,

es una orgía de violines que distorsionan el aire,

una preparación estética para los graves estudios,

para fundirte en un abrazo o en una mirada acogedora.

Poema 239: Grietas

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Tras el impacto, el cristal deja líneas

que se diluyen en todas direcciones,

fugas emocionales, una araña ramificada,

la carrera por contemplar qué daño

llega más lejos.

 

Queda después el recuerdo

y esas heridas en la superficie pulida,

sentimientos a flor de piel,

una oquedad,

vacilaciones y dudas.

 

A veces la grieta te divide en dos,

obliga a redefinir tu territorio mental,

una huida hacia extremos incógnitos:

vuelves a ser tu antepasado explorador,

ya no sirve tu bagaje vital

ni el optimismo que hayas podido almacenar.

 

Un calor intenso puede fundir el vidrio

y restañar cicatrices,

o el impacto inesperado de un meteorito

te convierte en añicos y polvo vítreo,

esa es la exposición vital tan arriesgada.

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